POLITICA
Zona de riesgo en las encuestas

Macri busca revertir la caída en el Conurbano con millones en obras

El foco está puesto en la tercera sección, que incluye los barrios más pobres. Sólo para cloacas ya prometen $ 44 mil millones. En La Matanza hay 38 proyectos en marcha.

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Anuncios. El Gobierno ya puso en marcha obras de viviendas, cloacas y rutas. El objetivo es remontar la baja en las encuestas. | Presidencia

Polarización al extremo, anuncios de obras y mucha presencia en el Conurbano. A ese combo el macrismo le suma una pizca de optimismo a que finalmente repunte la economía. Sin alterar su rumbo general, el Gobierno apuesta a reforzar el discurso de la rivalidad con el kirchnerismo, en base a impulsar un paquete de obras en la provincia de Buenos Aires: agua, cloacas, vivienda y rutas. El foco está puesto en la tercera sección electoral, con La Matanza como protagonista, donde votan más de 4 millones de personas y el macrismo muestra sus encuestas más flojas.

La tercera sección incluye 19 partidos: Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Ezeiza, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes, entre otros. En Casa Rosada calculan que ahí se jugará la suerte de la legislativa bonaerense, elección que a su vez impondrá una lectura nacional sobre los resultados generales. “En el interior de la Provincia estamos bien, pero nos cuesta en muchos tramos del Conurbano”, afirma un operador del ala política del PRO. La caída del consumo, combinada con la altísima inflación del año pasado, golpeó sobre el circuito bonaerense de la economía informal.

Para revertir el bajón en la imagen del Gobierno, acentuado en la decisiva tercera sección, el plan del Gobierno es ensayar una suerte de déjà-vu de 2015. Es decir, mostrar a María Eugenia Vidal en actos, caminatas y timbreos, especialmente en los municipios gobernados por la oposición. Sin definiciones sobre los candidatos (en provincia se eligen diputados y senadores), la única certeza es que la campaña girará alrededor de Vidal.

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Pero esta vez el Gobierno cuenta con un plus material: sólo entre proyectos vinculados a agua y cloacas para la tercera sección, Aysa (dependiente del ministro del Interior, Rogelio Frigerio) presupuestó, licitó o puso en marcha obras por unos 44 mil millones de pesos. Ese monto incluye obras aún en etapa de proyección, y que por lo tanto no llegarían a terminarse en 2017.

A esos 44 mil millones hay que agregarle la plata para vivienda y rutas, más la destinada a refacciones de escuelas y hospitales. Por ejemplo, la actual remodelación del Hospital Evita de Lanús. En Avellaneda (gobernada por el kirchnerista Jorge Ferraresi), el Gobierno activó un plan para construir 120 viviendas sociales. Y el viernes pasado, el vice de Frigerio, Sebastián García De Luca, fue calculadamente a Berazategui, gobernada por el cristinista Juan Patricio Mussi, quien había denunciado discriminación ideológica por parte de Cambiemos. Ahí, durante la apertura de un Centro de Documentación Rápida, De Luca sacó chapa de plural: “Macri y Vidal gestionan para todos los municipios, y ésta inauguración es una muestra”. Tras su paso por Berazategui, De Luca visitó otros dos partidos de la tercera sección: Quilmes y Brandsen, donde anunció nuevas obras junto a los dos intendentes de Cambiemos (Martiniano Molina y Daniel Cappelletti).

A la clásica discusión sobre el criterio para repartir obras de Nación, Cambiemos le suma su propia interna: hay intendentes oficialistas que buscan capitalizar el mérito de lo proyectado, generando una situación de fricción con la Casa Rosada. De los opositores se lo pueden esperar, pero de los propios no (ver aparte).

En La Matanza, Aysa tiene 38 obras en marcha o en agenda, por más de $ 6 mil millones. El ritmo actual contrasta con la notoria pasividad del primer año de administración macrista. Hasta enero pasado, el Gobierno terminó pocas obras de infraestructura nacional, por sólo $ 1.920 millones. Esa quietud inicial generó un despido inesperado: el del secretario de Obras Públicas, Daniel Chaín, un histórico del PRO.

Así, a cinco meses de las PASO, el macrismo busca instalar la imagen de un gobierno comprometido con la reactivación de la economía.

Sobre el eje discursivo de campaña, la actual conflictividad terminó por disipar cualquier duda que podía existir. El macrismo se centrará en el argumento binario de nosotros o el pasado. La sucesión de paros, marchas y reclamos en su contra (con escenario todavía abierto) parió un tono desafiante y de contraste pleno con el kirchnerismo. Tanto Mauricio Macri como sus ministros buscaron reducir cualquier síntoma de malestar social a una maniobra armada por Cristina Kirchner y su tropa.

En el debut de la mesa nacional de Cambiemos, realizada el viernes pasado, macristas, radicales y lilitos coincidieron en machacar con ese recurso. “La enorme mayoría de los votantes nuestros del ballottage nos siguen acompañando, y hoy nos votarían de vuelta”, apostó Marcos Peña. De la mano de Vidal, y con la ayudita de las obras estatales, Cambiemos apunta a repetir el clima de 2015.


Timbreo sin figuras estelares

Cambiemos organizó ayer una nueva jornada de timbreos en diferentes puntos del país, aunque esta vez sin la presencia de sus principales figuras. Ni Mauricio Macri, ni María Eugenia Vidal, ni los principales ministros salieron a la calle.

Con el mensaje “Cambiando juntos”, los dirigentes y militantes de Cambiemos llevaron el mensaje electoral que ya empieza a conocerse: mostrar incipientes resultados económicos, anuncio de obras y el contraste con el período kirchnerista como bandera.

Entre los dirigentes que salieron están los intendentes Martiniano Molina (Quilmes) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero), el secretario de Seguridad, Gerardo Milman, y el titular de la UCR, José Corral. También estuvo el recientemente desplazado titular del PAMI Carlos Regazzoni.