Macri monitoreó desde Olivos el cierre de una semana negra

En sus peores días como presidente, Mauricio Macri se refugió en las reuniones de seguimiento con sus ministros y en intentar enfocarse en la gestión ante la crisis económica ante un gobierno en emergencia.

Aunque no abandonó su pasión por Boca Juniors (no se perdió el partido por la Copa Libertadores en la semana y se prepara para el superclásico el domingo), ayer estuvo, como todos los viernes, con “home office” en la residencia de Olivos y siguió de cerca la situación económica en contacto con su ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y con información del titular del Banco Central, Guido Sandleris.

Había estado a media mañana con un grupo de funcionarios que trabajan en las políticas que se desarrollan en el marco del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA). El encuentro no se extendió más de una hora y, según contaron testigos, se lo vio de buen humor. Por la tarde, estuvo el secretario de Gobierno de Modernización, Andrés Ibarra, para hablar del avance del plan Conectividad. Macri preguntó cuestiones puntuales y destacó allí que el trabajo realizado “quedará para siempre”.

“Pasó gran parte de su tiempo en reuniones con sus funcionarios. Le hace bien. Tiene que conectar con su lugar de presidente y sostener a la Argentina en crisis”, lo sintetiza uno de los miembros del gabinete, quien estuvo con Macri en varias oportunidades en los últimos días. Otros funcionarios hablan de que sigue de “buen humor”, a pesar del “palazo” electoral y, sobre todo, el desastre económico. “Está bastante enfocado. Pensé que todo este quilombo lo había matado, pensamos que iba a estar peor cuando llegamos a Olivos”, se sincera ante PERFIL otro de los funcionarios que participó de uno de los encuentros de gestión con el Presidente.

Lo cierto es que en horas muy complejas para el país, decidió no hablar sobre el “default selectivo”. Por el contrario, habló con varios de sus ministros sobre las charlas incipientes que se están dando para el envío, el lunes, del proyecto de ley para “reperfilar” la deuda. En ese trabajo están los principales referentes parlamentarios y el propio Lacunza, quien estará en el Congreso explicando el proyecto. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, colabora en ello con los radicales Mario Negri y Luis Naidenoff.

Mientras tanto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, comenzó a trabajar en lo que será la nueva estrategia de campaña camino a octubre. Sí: el jefe de Gabinete no abandona el milagro que supondría dar vuelta una derrota por cuatro millones de votos. Las matemáticas peñistas, que fueron vociferadas ante cincuenta diputados nacionales el jueves en Casa Rosada, indican que con una mayor participación, sumado a los votos de otras opciones como José Luis Espert y Juan Gómez Centurión, y una baja en la cantidad de votantes de Alberto Fernández se podría ingresar en el ballottage. Peña utilizó un antecedente: en las PASO 2015 Daniel Scioli perdió dos puntos entre la primaria y octubre. Pero claro, el contexto era totalmente distinto: Macri era opositor, no tenía en sus espaldas una feroz crisis económica y aún era la “novedad” en materia electoral.

En ese encuentro se habló de ampliar la cantidad de voceros oficiales en los medios. El diputado –y candidato– Waldo Wolff fue uno de los oradores. Los legisladores se fueron sin una palabra sobre cómo abordar el tema económico. El encuentro lo cerró, como una triste parábola de la crisis de 2001, el titular del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi.