En el radicalismo y la Coalición Cívica recibieron con preocupación y malestar la decisión del macrismo de cambiar de negociadores en la provincia de Buenos Aires, donde Jorge Macri reemplazó a Emilio Monzó como el interlocutor con los socios. Además, también viene generando tensiones la definición del nombre y los colores que usará la alianza entre los tres partidos.
El cambio que tomó Mauricio Macri, la semana pasada, se entendió en el marco de la estrategia de mantener la “pureza” del partido y ponerle un freno a las negociaciones con sectores del peronismo hoy referenciados en Sergio Massa. La llegada de Jorge Macri descolocó a muchos radicales, que interpretaron el cierre de filas que hizo el PRO como una determinación que podía afectar también las negociaciones que venían manteniendo con ellos.
Además, a principio de semana Elisa Carrió volvió de su viaje por Europa y una de sus primeras reflexiones fueron críticas respecto al cambio de nombres. Y su malestar era por partido doble: primero porque mantiene una muy buena relación con Monzó –con quien se negoció gran parte del acercamiento entre la Coalición y el PRO– y a su vez porque tiene un concepto negativo del primo de Macri e intendente de Vicente López.
Esa preocupación fue parte de las conversaciones que mantuvo con diferentes dirigentes, entre ellos Ernesto Sanz, con quien habló por teléfono el martes por la noche y se reunió el miércoles. La relación entre ellos dos sigue siendo buena, a sabiendas de que se necesitan uno al otro para contrarrestar el poderío que viene acumulando Macri en las encuestas, factor que podría provocar un desequilibrio en las negociaciones.
Desde el radicalismo, reconocieron que generó ruido el cambio repentino. “Estábamos acostumbrados a Monzó y no está bueno que cambien los interlocutores sobre la marcha”, consideró un dirigente cercano a Sanz. De todas formas, reconoció que las primeras señales que recibieron es que todo lo que venían negociando se va a mantener igual. Esto es, en los lugares donde ya hubo acuerdos sobre cómo conformar las fórmulas locales y las listas, todo seguirá encaminado. Pero probablemente allá una posición de mayor intransigencia por parte del PRO en aquellos otros donde los bandos no se pueden poner de acuerdo. La decisión, en esos casos, sería que las diferencias sean saldadas en las PASO.
Nombres y Colores. Mientras tanto, otro foco de tensión está girando en torno al nombre que tendrá el frente que deberán presentar ante la Justicia Electoral a más tardar el 10 de junio. Los colores que usarán para la estética de campaña también es un problema.
En el PRO quieren mantener la esencia que vienen arrastrando en la Ciudad. En cambio, la UCR y la CC pretenden que sea una conjunción que refleje a un armado entre las tres fuerzas. En un principio, los radicales plantearon un nombre que gire en torno a la palabra “Juntos”. El macrismo, rechazó y apuntó a “Cambiemos”. Les quedan once días para seguir barajando opciones.