Un acuerdo humanitario por definir y el segundo vuelo a las islas con escala en el continente obligarán a Alberto Fernández a definirse sobre Malvinas.
En un caso, el nuevo gobierno deberá decidir si cierra una gestión que recibirá muy avanzada. La Argentina ya envió documentación a la Cruz Roja, y si el organismo internacional da el visto bueno, se debería realizar una adenda al acuerdo Duncan-Foradori para que los equipos de forenses puedan identificar los restos de cuatro soldados argentinos enterrados en una misma tumba.
En el segundo caso, la administración entrante deberá determinar si acepta un hecho consumado: a partir del 20 de noviembre comenzará a funcionar el segundo vuelo desde el continente a las islas, entre Sao Paulo y Mount Pleasant, que una vez por mes hará escala en Córdoba operado por Latam.
El acuerdo para identificar los restos de una tumba colectiva en Darwin, Malvinas, y la continuidad del segundo itinerario de vuelo entre el continente y las islas, marcarán la dirección de las relaciones con el Reino Unido. Hasta ahora, el mandatario electo ha dado señales contradictorias.
Por un lado, firmó un compromiso para denunciar el acuerdo Duncan Foradori; por el otro, Felipe Solá, quien aparece como número puesto para la Cancillería, dio a entender que la revisión de la política de Cambiemos será más acotada.
En una entrevista con Continental, Solá salió al cruce de información publicada por Clarín e Infobae, en relación a una posible denuncia de los Acuerdos de Madrid. El dirigente dijo, terminante: “Las otras cosas que se están diciendo por ahí, no. Nadie está hablando oficialmente desde el equipo de Alberto Fernández sobre Malvinas. ¿Está claro eso? Nadie”. Antes, sí había afirmado que se planteaba volver atrás con el intercambio de información sobre temas pesqueros y de hidrocarburos, algo que había avanzado con la administración de Cambiemos. Por otro lado, integrantes de su equipo han dejado trascender en ambientes diplomáticos que no habrá hostilidad.
En franco contraste con estas señales positivas hacia el Reino Unido, Alberto también protagonizó la firma de un compromiso con el gobernador electo de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, en la que se comprometió a denunciar la declaración “Duncan Foradori”. Este acuerdo, que el Gobierno se resistió a llamar como tal, fue una ampliación de los acuerdos de Madrid que marcó la hoja de ruta del acercamiento entre los dos países.
Si se lleva adelante el compromiso asumido con Melella, se deberían congelar las gestiones para la operación humanitaria que permitiría identificar los restos de la tumba colectiva. También se debería suspender el vuelo a las islas. Parece difícil que se adopte esta postura, máxime cuando ni siquiera en los peores momentos de la relación en la gestión de Cristina Kirchner, se suspendieron los vuelos acordados bajo el “paraguas” de Madrid.
Las continuaciones en el cambio
Durante el gobierno de Macri no se modificó la penalización de la pesca o la extracción de petróleo ilegal en el Atlántico Sur, con la autorización de los isleños. De hecho, la única multa aplicada por actividad pesquera se hizo efectiva en 2016. Otro dato a considerar, es que la idea de identificar a los caídos argentinos enterrados como “soldado argentino solo conocido por Dios”, se inició con el gobierno de Cristina Kirchner a partir de un encuentro entre la mandataria y el cantante Roger Waters, razón adicional para creer que Alberto no debería frenar las iniciativas en este terreno. Diversas fuentes coincidieron en señalar que los avances solo fueron posibles tras la asunción de Macri, pero la “autoría intelectual” del kirchnerismo es importante como indicio de una posible continuidad.
