POLITICA
EL NUEVO EJE DE LA PELEA ENTRE JUECES Y GOBIERNO

Máximo amplió su poder en el Gobierno y quedó en la mira de Bonadio

El juez obtuvo su declaración jurada y la usará en la investigación sobre Hotesur. El hijo de la Presidenta asumió el manejo político del kirchnerismo y se ubicó en el centro de la pelea.

Heredero. Se ocupa de la política y de los negocios de la familia presidencial. Está preocupado por el frente judicial.
| Cedoc Perfil

Máximo es el heredero natural político y judicial de los Kirchner. Por eso se convirtió en una especie de jefe de campaña virtual, y también en el objetivo del Poder Judicial: entre las declaraciones juradas que pidió el juez federal Claudio Bonadio a la AFIP está la del primogénito presidencial.

Fuentes de Tribunales creen que los próximos pasos de Bonadio apuntarían a recopilar información sobre el papel de Máximo en la trama empresaria vinculada a la jefa de Estado; no sólo forma parte del directorio de una inmobiliaria y dos sociedades hoteleras (Los Sauces y El Chapel), sino que además habría trabajado junto a Osvaldo “Bochi” Sanfelice –un viejo socio de la familia– en la sucesión de los bienes de Néstor Kirchner. Algunos creen que Bonadio podría allanar la sede en Santa Cruz de Hotesur, la empresa acusada de irregularidades que pertenece a la jefa de Estado. Allí funciona también la inmobiliaria de Máximo Kirchner.

Máximo quedó en el centro de la confrontación entre Bonadío y la familia presidencial. Cristina tiene un patrimonio de 55 millones de pesos tras la sucesión, según declaró en su última presentación, a fines del año pasado. Una porción de los bienes del matrimonio Kirchner pasó a sus hijos, en partes iguales (25% cada uno). En esa herencia hay inmuebles, hoteles y acciones.

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Los Kirchner fueron sobreseídos en la causa por enriquecimiento ilícito, que algunos jueces ahora quieren reabrir, tal como publicó ayer PERFIL. Máximo quiere ser candidato a intendente por Río Gallegos. Confía en que la ley de lemas lo ayudará; sin embargo, por ahora los números no le dan. Se lo mencionó, también, como posible candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Por ahora, eso quedó descartado.

Jefe de campaña. Pero el líder de La Cámpora no sólo trabaja en el plano judicial, sino también en el político.

El hijo presidencial está disgustado con Daniel Scioli, que le quiso marcar la cancha a Cristina Kirchner con el acto de gobernadores en Mendoza. Ese día llamó por teléfono a la Casa Rosada y pidió que, para enviarle una señal, el otro precandidato con chances en la primaria K –Florencio Randazzo– fuera a Río Gallegos a darse un baño con La Cámpora, la agrupación que él conduce. Hizo lo mismo ayer, cuando Scioli encabezó un cónclave en el PJ bonaerense: los jóvenes liderados por Máximo le hicieron el vacío. No asistieron tampoco Randazzo ni Julián Domínguez (el presidente de la Cámara de Diputados, que también aspira a competir en la interna). En cambio, el secretario general de la organización, Andrés “Cuervo” Larroque, encabezó un acto en Avenida de Mayo e invitó a Domínguez para que lo acompañara.

No es que el hijo de la jefa de Estado pretenda “liquidar” de antemano a Scioli. La maniobra es mucho más simple: para qué expulsarlo del kirchnerismo si la campaña todavía no empezó. Pero le molesta que los gobernadores e intendentes actúen como una “corporación” y ya den como candidato natural a Scioli. Para Máximo, la electora es Cristina. Y Cristina todavía no resolvió a quién apoyará, si es que lo hace.

Sin embargo, los gobernadores ya parecen estar alineados con el mandatario bonaerense. No sólo porque es el que mejor mide, sino porque es quien les garantiza paz a los que buscan reelección y cargos para los que terminan sus mandatos.

El peronismo prefiere una lista de unidad con Scioli antes que una primaria con el ministro del Interior, y además divulgan que Randazzo será candidato a gobernador, algo a lo que él se niega. Máximo apareció en público en un acto en Argentinos Juniors, pero luego no lo volvió a hacer. Allí reforzó el concepto de que CFK es la jefa y que las elecciones se ganan no por los candidatos, sino por ella. Ahora está convencido de que Scioli quiere plantarse como el candidato cuando todavía no tuvo la bendición de la jefa de Estado.

No le gusta su coqueteo con el Grupo Clarín ni las señales que envía a las empresas. Si bien al comienzo el camporista Eduardo “Wado” de Pedro se mostraba cerca del gobernador, hoy le hace el vacío. Mientras tanto, Máximo se dedica a recibir a dirigentes, funcionarios, diputados y senadores y a preparar el terreno electoral. A cada uno de los que ve les pregunta qué piensan de Scioli y de Randazzo. Hace reuniones en Río Gallegos y en Olivos. El frente judicial lo tiene atormentado. Sabe que no sólo puede afectar la campaña, sino a su propia familia

Entró a la heladería y salió sin comprar
El episodio ocurrió días atrás y lo relató la agencia OPI Santa Cruz. Máximo Kirchner entró a la heladería de Río Gallegos llamada “Tito” y se colocó en la fila para esperar ser atendido. Mientras, en la televisión pasaban un programa en el que estaban relatando las irregularidades de Hotesur, la empresa de la cual Cristina Kirchner es accionista, y que fue allanada por el juez federal Claudio Bonadio. Según el portal, Máximo se detuvo unos segundos a escuchar lo que decían, dio media vuelta, salió de la heladería y se subió a su camioneta. Partió rápido, quizás a buscar helado en otra parte. El episodio es sólo una nota de color en medio del escándalo que rodea a la familia presidencial por la investigación judicial. Una especie de guerra que recién empieza.