Desde Río Gallegos
El fracaso electoral del gobernador Daniel Peralta es un fuerte llamado de atención a su gestión pero también puede leerse como una victoria –exigua pero victoria al fin- de Máximo Kirchner.
El hijo de la Presidenta intervino personalmente en el armado de la lista que encabezó su amigo, el camporista Mauricio Gómez Bull. Pero el FPV no tiene mucho más para festejar. En una provincia con 220 mil electores habilitados, la que supo ser la principal fuerza política de Santa Cruz, debió conformarse con poco más del 24% de los votos (unos 31 mil votantes), mientras que el voto no kirchnerista estuvo por encima del 70% (casi 100 mil votos).
Como consuelo, la lista apoyada por el hijo presidencial tendrá su revancha en octubre, donde aspira a quedarse con al menos una de las tres bancas en juego para la Cámara de Diputados, que hoy no tiene y que están en manos de dos legisladores de la UCR y de la esposa del Gobernador, la diputada Blanca Blanco, alejada del bloque K.
Como muestra de la pérdida territorial en Santa Cruz, los funcionarios nacionales ya no aparecen tan cómodos en Río Gallegos. Ayer el que pasó un mal momento fue el Ministro de Planificación Federal Julio De Vido, cuando una militante peronista lo insultó en la escuela donde votaba. “¿Quién te manda a hablar a vos?”, la interpeló De Vido, funcionario a quién el gobernador Peralta lo acusó de “interventor virtual” por las obras que gestiona directamente con los intendentes del FPV.
Máximo ayer se quedó a cuidar a su hijo, Néstor Iván, mientras su esposa Rocío iba a votar. Luego, se presentó en la escuela para emitir su voto.