POLITICA
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Morales, 'el larretista', los holdouts de JxC y los resquemores a pesar del "triunfo"

En el espacio opositor celebraron el acuerdo alcanzado con el oficialismo. Sin embargo, cada sector intentó quedar como el artífice de la negociación. Metáforas y chicanas cruzadas.

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Actores. Morales tuvo una participación activa. Massa logró negociar con la oposición. Carrió impuso su idea y Laspina llevó la voz de los halcones. | cedoc

Hacia afuera lo celebraron como un triunfo político. Lograron mover al Gobierno e imponer todas las condiciones que pusieron sobre la mesa para aprobar el proyecto sobre la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, puertas adentro de Juntos por el Cambio quedaron pases de factura y sobre todo la pelea de egos para ver quién fue el más determinante para garantizar el resultado satisfactorio.

Gerardo Morales, Elisa Carrió, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich. Halcones o moderados. Todos siguen intentando sacar provecho de haber sido responsables de la negociación que le permitió al Gobierno conseguir más de doscientos votos en la Cámara de Diputados.

Morales se presenta como uno de los grandes articuladores con Sergio Massa. Fue su postura, sostienen cerca suyo, la que permitió que haya un entendimiento. El jueves, en plena sesión, apareció en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso para hacer un raid mediático e instalar esa idea. Un día antes había destacado a todos los partidos de JxC, menos al PRO, por el acuerdo. “Está haciendo esfuerzos para posicionarse”, manifestaban sus socios más contemplativos.

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"Está haciendo esfuerzos por posicionarse", le critican los socios a Morales

Otros, en cambio, eran más duros. El martes, por ejemplo, fue uno de los gobernadores en disertar en el plenario de comisiones y dio un fuerte mensaje sobre la necesidad de aprobar el acuerdo. “Algunos halcones me pegan, pero no me importa”, expresó. Y remató, apuntando a los diputados de JxC: “Compañeros de mi coalición: cuando nos toque gobernar, necesitamos tener diálogo y poder hablar sobre por lo menos ocho o  diez políticas públicas”. Larretismo explícito.

Pero el jefe de Gobierno porteño se puso furioso cuando lo escuchó al gobernador jujeño. No porque emulará sus ideas de moderación y de acuerdismo necesario para gobernar, sino porque consideraba que las negociaciones para modificar el proyecto venían avanzadas y las posición de Morales solo debilitaba la estrategia unificada de JxC. Se mantuvo conectado con sus diputados más cercanos para que no entraran en la discusión.

“Si seguíamos regalados como estaban ellos íbamos a obtener un rédito inferior”. El resumen de un dirigente enrolado entre los halcones fue repetido esta semana para defender la posición de dureza del PRO. “Morales y la Coalición Cívica estaban dispuestos a firmar cualquier proyecto, nosotros tironeamos para que salieran del proyecto el programa, los anexos y los fundamentos”, agrega.

Radicales y lilitos, en tanto, consideran que si ellos no se hubiesen mostrado abiertos al diálogo el PRO impulsaba ir al rechazo. “Ellos atacan a Gerardo, pero él los corre porque si n o, te llevan de las narices”, dice una fuente de la UCR. También pasó, sin embargo, que el martes por la noche Morales se reunió con el bloque y bajó línea de acompañar aunque la negociación no prosperara, posición que generaba rechazo en gran parte de la bancada.

Las tensiones mantuvieron en vilo al armado opositor, que finalmente pudo mantenerse unido, algo que más de uno pensó que no se iba a poder concretar. Uno de los participantes del encuentro de la mesa nacional llegó a calificar a los más duros como “holdouts”, por ser “quienes se benefician por quedar afuera de la postura común en cualquier negociación”. Finalmente hubo acuerdo, nadie se desmarcó y no hubo necesidad de que la metáfora derive en calificarlos internamente como “buitres”.

"Sin resolver el problema, les hizo ganar algo a todos", celebran cerca de Carrió

“No podemos ser irresponsables, ya vivimos el 2001 y no  queremos que se repita”, tuiteó Carrió cuando promediaba la sesión. En su espacio están convencidos que algunos socios insisten con la lógica de “cuanto peor, mejor” y celebran que el acuerdo pudo frenar esos impulsos. Destacan, además, que lo que se terminó votando es muy similar al proyecto que propuso la Coalición Cívica para evitar que el Congreso tuviera que votar el programa. “La historia se juega ahora, en 2023 no sabemos cómo va a estar todo”, respondía Carrió a quienes planteaban que el acuerdo puede beneficiar al Gobierno. “Sin resolver el problema de fondo, les hizo ganar algo a todos, tanto en el oficialismo como en la oposición”, resumen en su entorno.