SAN FRANCISCO.- La demócrata Nancy Pelosi, defensora del aborto, opositora a la guerra y enemiga acérrima de la derecha republicana, será el principal enlace entre el Congreso y el gobierno de George W. Bush, tras el triunfo de los demócratas en la Cámara de Representantes.
La representante por California (oeste) de 66 años que hasta ahora era la jefa de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, pasará a ser la primera mujer en la historia en presidir la Cámara de Representantes y la tercera en la línea de sucesión para la Presidencia de Estados Unidos, luego del presidente Bush y su vicepresidente Dick Cheney.
Tras la victoria de su partido, que desde 1994 no controlaba la Cámara de Representantes, Pelosi prometió impulsar un giro de la política de Estados Unidos en Irak porque "los estadounidense votaron hoy por un cambio y porque los demócratas asuman una nueva dirección de nuestro país", dijo.
"Los estadounidenses fueron muy claros: es necesario un cambio de dirección en Irak. Continuar (con la política actual) no ha hecho a nuestro país más seguro, no ha honrado nuestro compromiso con nuestros soldados y no ha reforzado la estabilidad en la región" del Medio Oriente, afirmó Pelosi en un discurso en el comando de campaña demócrata en Washington.
La posibilidad de que esta representante de San Francisco reine en la Cámara eriza desde hace semanas a los republicanos, con quienes sostiene enconadas discusiones, sobre todo en el plano de los asuntos sociales.
El representante republicano Roy Blunt reveló hace poco el sentimiento que despierta en sus adversarios esta mujer de convicciones progresistas: "Da mucho miedo", indicó en su sitio de internet.
Madre de cinco hijos y casada con un hombre de negocios millonario, Pelosi ingresó al Congreso en 1987, cuando ganó una elección especial por el distrito ocho de San Francisco.
A comienzos de su carrera se distinguió por tomar posición contra China tras la masacre de la plaza de Tiananmen. Luego nunca consideró al régimen de Pekín y siempre defendió a los estudiantes chinos.
En 2002 se convirtió en jefe de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes y se ganó la admiración de sus colegas por su capacidad de obtener fondos y unir a los demócratas contra sus rivales.
Su desafío más importante fue intentar generar consenso sobre la guerra en Irak, un objetivo casi imposible dadas las profundas divisiones en el Partido Demócrata, cuyos representantes detestan pasar por débiles cuando se trata de asuntos de seguridad nacional.
La representante californiana votó en 2002 contra el uso de la fuerza en Irak y sostuvo que los demócratas, si ganaban la mayoría, buscarían lograr un retiro gradual de las tropas estadounidenses hasta finales de 2007.
No obstante, se negó a considerar un proceso de destitución del presidente republicano George W. Bush, evocado por algunos demócratas que aún no olvidan la acción asumida por los republicanos contra Bill Clinton durante el escándalo con la pasante Mónica Lewinsky.
"La destitución no es algo que esté sobre la mesa", declaró Pelosi en una reciente entrevista en la cual describió esta posibilidad como "una pérdida de tiempo".
Pelosi ha afirmado también que una mayoría demócrata concentraría sus esfuerzos en varios puntos de política interior, como el aumento del salario mínimo y los incentivos fiscales para la educación.