Desde Córdoba
Sabía que podía ocurrir de un momento a otro, sin embargo la noticia lo sorprendió. Ricardo Jaime se enteró a través de la televisión del pedido de captura dictado por el juez Julián Ercolini, y entendió que su detención era inminente. Se comunicó con su abogado Andrés Marutian y no lo dudó: “Avisa que me entrego”, le dijo el ex secretario de Transporte a su defensor. Quería evitar la escena de las fuerzas de seguridad arribando a la casa de su madre. Tranquilo pero con un rictus de preocupación, Jaime pidió un taxi y a las 9.30 se presentó en la dependencia de la Policía Federal en Córdoba, a metros de la Plaza España. Alertado de la presencia de una guardia periodística, eligió una puerta lateral.
En el interior de la sede policial Jaime fue notificado formalmente del motivo de su detención. Hizo silencio por un momento, atendió algunas llamadas, hasta que la policía le pidió dejar su teléfono. Afuera, los medios de comunicación comenzaban a agolparse y decenas de transeúntes se detenían sobre la vereda primero, y luego sobre parte de la avenida Hipólito Yrigoyen.
Apenas pasado el mediodía un par de camionetas de la Gendarmería llegó al lugar. La salida de Jaime era inminente. Desde adentro se escuchaba el murmullo del exterior y la Policía Federal comenzó a diagramar el operativo de traslado. La tensión de los manifestantes era creciente. Una decena de efectivos armaron una especie de cordón para evitar que Jaime sea agredido.
“Te vamos a colocar un chaleco antibalas” le avisaron al ex funcionario en el interior de la dependencia. El argumento oficial fue preservar su seguridad, pero el logo de la Policía Federal en el pecho de Jaime al momento de su detención y con la televisión del país en vivo, fue una imagen que las autoridades no querían perder. Escoltado por dos gendarmes y más de seis policías, Jaime salió del edificio. Lo embistió una ola de gritos de “asesino”, “ladrón” e insultos. La policía debió separar a algunas personas que quisieron agredirlo.
Rápidamente, el exfuncionario fue subido a la camioneta de Gendarmería con destino final a Buenos Aires. Este lunes, Jaime deberá declarar en los Tribunales de Comodoro Py. Allí buscará explicar su responsabilidad en compra de trenes realizada en 2005, valuada por la Auditoría General de la Nación en 100 millones de euros y cuyos vagones se encuentran arrumbados en depósitos ferroviarios como “chatarra”. Jaime cuenta ya con tres condenas y está procesado en por su desempeño como secretario de Transporte de la Nación entre 2003 y 2009.
Un mensaje hacia arriba
El abogado de Ricardo Jaime, Andrés Marutián apuntó contra “los superiores” del exfuncionario kirchnerista en un mensaje con contenido político. “Necesariamente debe haber un decreto del Poder Ejecutivo ordenando esta compra. Además, como es una operación de país a a país debe haber un aval de la Cancillería. Creo que (lel juez) Ercolini tuvo un ataque de amnesia y se olvidó de citar a más gente” disparó Marutian. “Creo que esto responde a la necesidad de satisfacer una necesidad mediática. Tiene diez años la causa y en un momento político en que la población argentina tiene noticias no muy alentadoras”, interpertó.