El famoso “diario del lunes” permite debatir sobre los resultados. El gobierno de Alberto Fernández, por ejemplo, destaca como diferencia sus posiciones a favor del feminismo, el cupo femenino y/o la igualdad de género, e inició su mandato con ocho mujeres al frente de ministerios y organismos estatales.
La pregunta que sobreviene es si, nombradas ellas en situaciones de crisis, es un premio o un castigo.
La renuncia de la primera ministra británica Liz Truss, el fugaz caso de Silvina Batakis en el ministerio de Economía argentino, por nombrar dos muy paradigmáticos, nos trajo el concepto de “acantilado de cristal” al centro de la escena.
Marisa Piñeiro, Board Advisor, Mentora de ejecutivos y ex Ejecutiva de industria de medios, confirma en diálogo con Perfil.com que “el acantilado de cristal existe” y ella misma comparte su caso.
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Así, en épocas de empoderamiento femenino, vemos como las mujeres son llamadas “cuando las papas queman” en crisis que terminan, en algunos casos, devorándoselas.
El caso de Carla Vizzotti es lo opuesto, asumió al frente del Ministerio de Salud en reemplazo de Ginés González García, en plena pandemia de Covid-19 y con un ministro totalmente desgastado y acusado de parcialidad en la adjudicación de las vacunas contra el virus.
En las últimas semanas, tres ministerios entraron en la zona roja de la crisis tras la renuncia de Juan Zabaleta, en Desarrollo Social, Claudio Moroni en Trabajo y Elizabeth Gómez Alcorta en el Ministerio de Mujeres y Diversidad.
En su reemplazo asumieron: Victoria Tolosa Paz, Raquel Olmos y Ayelén Mazzina respectivamente. Las tres tendrán una tarea ardua para demostrar que el acantilado está muy lejos de ellas.
Acantilado británico
“Asumí el cargo en un momento de gran inestabilidad económica e internacional”, sostuvo Truss tras 44 días de gobierno.
¿Fue su decisión, su destino o su acantilado?
