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Otra vez tarde, Cristina

Como cuando llegó a último momento para la foto de la Cumbre del G-20, el llamado de Obama a la Presidenta también fue a destiempo.

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| Cedoc

Por segunda vez en muy pocos días, Cristina Kirchner llegó tarde. Casi como una parodia de su demora para asistir a la “foto de familia” de la Cumbre del G-20, la presidenta argentina fue una de las últimas de ese selecto grupo de jefes de estado en recibir una llamada telefónica de Barack Obama.

El hombre más poderoso del planeta ya había hablado con la canciller alemana Angela Merkel; el primer ministro de Canadá, Stephen Harper; el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy; el primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown; y el nuevo premier de Japón, Taro Aso. Ellos fueron los primeros en saludar a Obama.

El presidente electo de Estados Unidos también había hablado con el chino Hu Jintao, el ruso Dimitri Medvedev, el español José Luis Rodríguez Zapatero, y hasta con el monarca de Arabia Saudita, Abdullah bin Abdulaziz.

En estas dos semanas que corrieron desde que el demócrata hizo historia y se convirtió en el primer negro en ganar una elección presidencial estadounidense, Obama también se comunicó con los primeros ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y de Australia, Kevin Rudd; con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak; y con el premier saliente de Israel, Ehud Olmert.

En América latina, incluso, el mexicano Felipe Calderón, y el brasileño Lula da Silva, ya habían recibido una comunicación desde Chicago, y ayer, el afroamericano también se hizo tiempo para hablar con la chilena Michelle Bachelet.

Un día antes de telefonear a Cristina, el demócrata llamó a los presidentes de Georgia, Mijail Saakashvili; de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo; y de Turquía, Abdullah Gull. Y el mismo día que telefoneó a la argentina, el “departamento de transición" del presidente electo, informó que el demócrata también había conversado con el premier irlandés, Brian Cowen; con el presidente kazajo, Nur sultan Nazarbayev; y con el de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.

Pero Cristina tuvo que esperar su turno. Y aunque desde la Casa Rosada ahora se intente mostrar el llamado como un triunfo diplomático, lo cierto es que la argentina fue una de las últimas en contactar a Obama de los 20 jefes de Estado que el fin de semana pasado se reunieron en Washington para cambiar el sistema financiero internacional.

Después de la Crisis de los Misiles de 1962, cuando se instalaron armas nucleares soviéticas en Cuba y la tercera guerra mundial estuvo a punto de estallar, se estableció una línea directa entre Washington y Moscú para que la Casa Blanca y el Kremlin tuvieran una conexión especial que les permita solucionar, rápidamente y en cualquier momento, una crisis internacional. Desde entonces, el “teléfono rojo” se ha convertido en la síntesis perfecta de la comunicación prioritaria para los actores de la política internacional.

A partir del 20 de enero, Estados Unidos tendrá varios “teléfonos rojos”, porque Obama ya anunció que hablará con todo el mundo. Pero a la Argentina, por lo visto, esa llamada llegará con delay.

(*) editor de internacionales de Diario Perfil