POLITICA

Para Zaffaroni es una "grata sorpresa" la propuesta de Carlés para la Corte Suprema

El magistrado afirmó además que el máximo tribunal "no puede seguir teniendo un número tan reducido de jueces" y dijo que “no se puede discriminar a nadie”.

De Zaffaroni a Carlés, gracias a la propuesta de CFK.
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Raúl Eugenio Zaffaroni, se refirió a la propuesta del Gobierno de designar a Roberto Carlés para ocupar el lugar que dejo vacante tras su renuncia a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y aseguró que es “una grata sorpresa”.

El exministro señaló que el Máximo Tribunal "no puede seguir teniendo un número tan reducido de jueces" y relativizó las críticas ante la edad de Carlés, quien tiene 33 años, al argumentar que "si a lo que se refieren algunos es a la falta de ejercicio de funciones judiciales, no es el primer caso en que profesionales destacados sin anterior desempeño han sido excelentes ministros de la Corte, sin ir más lejos en su integración actual".

Por eso, el jurista sostuvo que recibió como una "grata propuesta" la candidatura de Carlés por parte del Poder Ejecutivo y calificó que "se trata de una iniciativa innovadora y sería un aporte de pensamiento joven, de la nueva generación de juristas argentinos".

Según informa DyN, el magistrado destacó el trabajo de Carlés "a su lado" afirmó: "No puedo olvidar que yo, a los 28 años, fui juez de Tribunal Oral, a los 33 fui Procurador General de una Provincia y a los 35 fui Juez Federal en lo Criminal de la Capital".

El letrado remarcó que el candidato "tiene una formación muy sólida, no sólo por sus dos doctorados, uno en la Universidad de Ferrara, como también en la más antigua universidad centroamericana, la de San Carlos de Guatemala", por lo que, subrayó, "sería un gran aporte para la Corte Suprema".

Al insistir en la necesidad de un mayor número de jueces en el máximo tribunal, Zaffaroni indicó que "salvo Uruguay, no hay otra (Corte Suprema) en la región con cinco" miembros. "Ni por 'viejo' ni por 'joven' se debe discriminar a nadie", subrayó.

"La discriminación etaria es tan perversa como cualquier otra discriminación, sólo que más mezquina, porque todos pasamos por la juventud y, si Dios quiere, también seremos viejos", concluyó.