POLITICA
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Perotti suma internas peronistas en Santa Fe a su tenso clima social

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El gobernador Omar Perotti y el presidente Alberto Fernández. | Telam

Ni siquiera el apoyo de Alberto Fernández consiguió destrabar el diálogo del gobierno santafesino con la oposición socialista. Con un plus problemático para el peronista Omar Perotti: se potenciaron las internas dentro del oficialismo.

Pese a la visita del Presidente a Rosario –donde ya hubo 43 asesinatos en el año, y algunos con sello mafioso–, se volvió a caer la sesión del megaproyecto que quería Perotti, una quíntuple emergencia provincial: en seguridad, alimentaria, sanitaria, administrativa y económica.

Pero el paquete no llegó a ser tratado el jueves pasado en el Senado. Si bien en esa cámara el gobierno cuenta con mayoría, existen grupos autónomos y distintas líneas internas. Hay un sector díscolo de seis senadores, encabezado por Armando Traferri, que tenía dudas respecto de la viabilidad de la iniciativa. Especialmente, una vez que llegara a la Cámara de Diputados, presidida por el ex gobernador Miguel Lifschitz. Allí se impone el Frente Progresista (alianza de socialistas y radicales no cambiemistas) y ante semejante incertidumbre, Perotti decidió no avanzar.  

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Las declaraciones provocadoras del ministro local de Seguridad Marcelo Saín sumaron ruido político. Poco antes de la llegada de Alberto a Rosario, Saín había ensayado una especie de ironía: dijo que estaba en Buenos Aires “para descansar, porque si no, allá (por Santa Fe) me cagan a tiros...”.

Durante el acto encabezado por Fernández, a raíz del nuevo aniversario del primer izamiento de la bandera nacional, Saín estuvo oportunamente ausente. “Estoy aquí para poner la cara frente a ustedes, y para decirles que soy un rosarino más a la hora de reclamar más justicia y más seguridad”, pidió el Presidente.

Saín se convirtió en el punching ball de la oposición y hasta de una parte del oficialismo. “Es una persona mayor y se deberá hacer responsable de sus dichos”, se quejó el senador Traferri. Las internas de gobierno, sin embargo, exceden las frases y el estilo de Saín. Días atrás renunció el secretario de Hacienda provincial José Luis Milessi. Todo lo que muestra que a Perotti le cuesta hacer pie y construir un poder propio.  

En el contexto de una gestión casi paralizada, oficialismo y oposición se tiran la pelota de las culpas y responsabilidades. Ni siquiera se ponen de acuerdo sobre los números básicos de la provincia. Según Perotti, el déficit de 2019 fue de casi 19 mil millones de pesos. El ex gobernador Lifschitz, en cambio, asegura que era de 8.125 millones, a noviembre del año pasado.

El paquete de emergencias estaba en agenda desde diciembre pasado, cuando Diputados lo rechazó por primera vez. Aunque se trata de un punto importante, el objetivo principal de Perotti no es lograr la emergencia en seguridad –de hacerlo, contaría con fondos para agilizar la compra de insumos, patrulleros y reincorporar personal retirado– ni tampoco la alimentaria –con la que crearía un fondo de 2.500 millones de pesos para comedores comunitarios y programas nutricionales–. Tampoco la sanitaria. La meta central del gobernador es ir por la económica y financiera.

De lograrla, tendría la posibilidad de reasignar partidas desde el Ejecutivo, disponer aumentos y suspender tarifas de gas, luz y agua, frente a una situación fiscal complicada. Y sobre todo, podría endeudarse por 600 millones de dólares, para gastos corrientes. Pero esa chance sigue lejos de concretarse. La oposición se resiste a otorgarle “superpoderes” a Perotti, mientras crecen los pases de factura al interior del gobierno.