POLITICA

Por qué CFK y sus aliados no critican la violencia del dictador Kadafi

Libia y laignominia argentina. Galería de fotos. Galería de fotos

La presidenta junto al dictador libio, Muammar Kadafi.
| Presidencia de la Nación.

El diario El País, de España, publicó ayer una nota editorial en su tapa sobre la "ignominia europea", en la que criticó la reticencia de Europa a siquiera pronunciarse sobre la revuelta en Libia a pesar de que el dictador Kadafi estaba cumpliendo con su promesa de provocar un baño de sangre antes de dejar el poder, como le reclama buena parte de sus hasta ahora súbditos.

Esa “ignominia” tiene una razón económica: hace tiempo que Europa vive de los recursos naturales (gas, petróleo) de los países del norte de Africa. Por eso, no les importa que los libios sobrevivan desde hace más de cuarenta años bajo una salvaje dictadura.

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Pero si esto sucede en Europa, ¿qué pasa en la Argentina, donde hemos sufrido dictaduras, en especial la última, que nos han hecho revalorizar tanto la importancia de la democracia, las libertades públicas, los derechos humanos?

El Gobierno estuvo siete días sin hablar hasta que el martes manifestó su “profunda preocupación” y ayer se sumó al pedido para una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra, que se realizará mañana.

La Presidente, que habló bastante estos días, no dijo ni una palabra sobre eso; la prensa oficialista insiste en referirse a Kadafi como “el dirigente libio”, “el líder libio” y “el mandatario”, como si hubiera surgido de alguna elección democrática, y los aliados más bullangueros de Cristina Kirchner, como las Madres y las Abuelas, han evitado cualquier referencia a las violaciones a los derechos humanos que suponen los centenares, tal vez más de mil muertos, en Libia.

A diferencia de Europa, la razón de la ignominia argentina es casi toda ideológica. El coronel Kadafi y la revolución libia tienen un lugar relativamente importante en el imaginario del peronismo, en especial en su ala izquierda.

Como dijo Cristina el 21 de noviembre de 2008, de visita en Libia y al lado de Kadafi: "Yo y el líder de la nación libia hemos sido militantes políticos, desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador del status quo que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse".

Claro que esta imagen verbal forma parte del pasado, cuando El Libro Verde de Kadafi era un manifiesto para todas las fuerzas políticas que luchaban contra el status quo internacional, encarnado por el imperialismo norteamericano.

De ese pasado, en Libia sobrevive apenas un dictador excéntrico, riquísimo y cruel, que hace tiempo había dejado de ser considerado una preocupación por Estados Unidos. Una caricatura que ya era tal en 2008, durante la visita de la Presidenta, y que ahora parece a punto de romperse.

(*) Editor general de revista Fortuna y autor de "Operación Primicia"