La renuncia de Ernesto Sanz a asumir el cargo para el que lo había nominado Mauricio Macri esconde detrás una novela de presiones de sectores importantes del poder en la Argentina. En todo el enredo, del que cada vez hay más versiones cruzadas, fueron protagonistas Luis Betnaza (directivo de Techint) y Jorge Rendo (directivo del Grupo Clarín).
Sanz explicó y justificó que su decisión obedecía a una cuestión meramente personal: quería volver a fortalecer los lazos con su familia, la que sintió que había descuidado luego de tantos años en los primeros planos de la política. No obstante, diversas fuentes consultadas por PERFIL sostienen que esos directivos de dos de los principales grupos económicos del país presionaron tanto a Sanz como a Macri para que éste sea jefe de Gabinete del nuevo gobierno de Cambiemos.
En el mundo político es vox pópuli el vínculo de Sanz con Techint. El siempre explicó que lo que había era una relación de amistad que lo une a Betnaza: son muy cercanos al punto que comparten salidas con sus mujeres. En el polo opuesto se encuentra la relación de Macri con la multinacional. Hace años que su dueño, Paolo Rocca, y el presidente electo tienen una relación tirante. Como jefe de Gobierno porteño, Macri le exigió mayor celeridad en las obras de extensión de la línea H del subte, pero según se comenta en el ambiente empresarial llegó a una reunión acompañado de Nicolás Caputo, algo que molestó a Rocca. En otra ocasión, se habrían cruzado por cuestiones vinculadas al financiamiento electoral.
De esta manera, el rol de Sanz como ministro de Macri se perfilaba para convertirse en un puente entre el gobierno y una de las principales empresas de obra pública.
No sabe/no contesta. En todo Cambiemos proliferan las evasivas cuando se pregunta on the record sobre las cuestiones políticas en torno a la renuncia de Sanz.
PERFIL consultó al próximo jefe de Gabinete, Marcos Peña, sobre las presiones corporativas: “No me consta, no sé. Creo en la cuestión personal, no tiene que ver con la búsqueda de un cargo sino una decisión de vida”. Y relató que “fue una decisión que (Sanz) tomó sobre los últimos días”. “O que nos comunicó en los últimos días”, aclaró.
Los principales dirigentes del radicalismo, en tanto, se muestran entre molestos y sorprendidos por la decisión que tomó quien será presidente del partido hasta el viernes próximo. Todos dicen conocer sólo la versión sobre las cuestiones personales, sin embargo dejan entrever que creen que hay algo más detrás. Lo que está claro es que pocos creen que el mendocino efectivamente se retire de la política. En cambio, muchos lo ven con la intención de asumir un rol de operador, algo que se le hubiese complicado hacer desde el cargo de ministro. Más aún si recibía presiones tanto de grupos empresariales por un lado como de sus propios correligionarios por el otro.
El viaje a Italia. En el entorno de Sanz cuentan que un viaje de quince días que realizó el senador junto a su mujer a Italia fue una bisagra. Fue después de las PASO, en las que perdió contra Macri y sacó apenas el 3,4% (el análisis que hacen es que la mayoría de los correligionarios no lo ayudaron). Al volver, comenzó a dar señales de desgaste y de necesidad de dar un vuelco en su carrera.
Días después de las generales del 25 de octubre, más dirigentes comenzaron a escuchar su intención de no asumir el Ministerio de Justicia. Como no quería afectar la campaña, la confirmación oficial recién llegaría tras el ballottage.
A partir de allí comenzaron a dispararse especulaciones. Las diferencias con Daniel Angelici, quien será uno de los operadores del macrismo en la arena judicial, apareció también como un foco de conflicto. El presidente de Boca ya había adelantado que tendría ese rol más allá de quien fuera ministro de Justicia.
Lo que está claro es que la relación entre Macri y Sanz no se vio afectada: el jueves estuvieron una hora y media reunidos, coordinando aspectos del nuevo gobierno. Al igual que Elisa Carrió, se espera que el radical se transforme en un asesor desde afuera.