La atención –y la tensión– electoral se concentrará los próximos días en la provincia de Buenos Aires. Los dos candidatos a presidente opositores, Mauricio Macri y Sergio Massa, se juegan en este territorio la oportunidad de llegar al ballottage y sólo quedan 24 días hasta la fecha de la presentación de alianzas para definir qué cartas poner sobre la mesa.
Desde ambas fuerzas hubo presión para llegar a un acuerdo que garantice un triunfo opositor frente a Daniel Scioli, que se muestra consolidado en las encuestas.
Macri logró afianzar sus alianzas nacionales pero no consigue consolidar su voto en territorio bonaerense, que representa el 38% del padrón electoral. A su vez, Massa no consiguió armar una estructura fuerte en el interior del país, pero conserva gran parte de los votos en la Provincia que ya le dio la victoria en 2013.
El tigrense insiste cada vez con mayor fuerza (en coincidencia con su baja en las encuestas) en la posibilidad de que lo incluyan en una gran interna presidencial. “Nosotros somos generosos y apostamos de verdad al final de un ciclo. No somos mezquinos. Invitamos a todos a construir el triunfo en la Provincia y en la Argentina”, dijo Massa a PERFIL sobre un gran acuerdo opositor.
El candidato del Frente Renovador tiene en la Provincia la última carta para convencer al macrismo de aceptar una alianza. Allí, Massa conserva intendentes con una importante cantidad de votos y lleva como candidato a gobernador a Francisco de Narváez, quien mejor mide hoy en los sondeos de la oposición. En caso de aceptar una alianza nacional, esta estructura podría serle útil a Macri, quien mantiene a María Eugenia Vidal como postulante en un territorio hostil.
La fuga de distintos dirigentes del Frente Renovador avivó las versiones de un posible portazo de De Narváez, también con destino al macrismo. Hubo conversaciones. Sin embargo, desde su entorno juran que su lugar está con Massa. Sólo aceptan que podrían competir en una interna con el PRO bajo un paraguas común de Massa y Scioli.
Estrategia. En el macrismo están convencidos de que Massa declinará su candidatura presidencial. Bajo esa premisa, esperan que De Narváez intente buscar un acuerdo directo con Macri como parte de un juego de conveniencias mutuas.
De hecho, al menos dos diputados del Frente Renovador contactaron a los armadores políticos del PRO para tantear el asunto. “¿Cómo ves que empecemos a hablar?”; “Francisco está dispuesto a armar algo juntos”, fueron algunos de los mensajes que llegaron a los teléfonos celulares de los hombres del PRO. Del otro lado hubo respuestas tibias.
En el macrismo afirman que hoy el massismo está sostenido en la intención de voto de De Narváez, con lo cual sumarlo les traería una parte de la estructura massista de la Provincia. ¿Hubo cumbre Mauricio-Francisco? Todavía no.
En los focus groups que atesoran en el macrismo aseguran que la figura de De Narváez sigue pegada a la de Macri, como en 2009, cuando le ganaron a Néstor Kirchner, Daniel Scioli y al propio Massa en la boleta de diputados. Ese acuerdo se rompió cuando el Colorado quiso, en vano, ser candidato a presidente.
Ayer, el propio Macri dijo a PERFIL que en la Provincia “es donde más tenemos para crecer”. Fue durante una recorrida por José C. Paz con su precandidata a gobernadora, María Eugenia Vidal.
Durante la recorrida Macri y Vidal elogiaron a un grupo de intendentes, entre ellos los ex massistas Gustavo Posse (San Isidro) y Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas).
Según los números de las encuestas que se barajan en el PRO, María Eugenia Vidal hoy está tercera, detrás de De Narváez y del candidato del gobierno nacional, quienquiera sea que se imponga.
Por ahora Macri incrementará sus “bajadas” al Conurbano con la ayuda de su ministro de Gobierno, Emilio Monzó, el secretario general, Marcos Peña, el senador Diego Santilli y el legislador peronista Cristian Ritondo.
Carrió quiere a De Narváez
Una de las principales impulsoras del acercamiento entre Mauricio Macri y Francisco de Narváez es Elisa “Lilita” Carrió.
Antes de irse de viaje por Europa (ver página 4), Lilita le adelantó a uno de los más estrechos colaboradores de Macri: “¿Qué esperamos para traer a De Narváez?”. Su interlocutor le respondió que a él no le disgustaba la idea pero que el jefe de Gobierno porteño sigue desconfiado por los desplantes y los cambios de espacios políticos del Colorado. A pesar de ello, dejó la puerta abierta. Entre Macri y De Narváez existe un viejo encono que aún no consigue ser superado. A su vez, la cercanía entre el candidato a gobernador y Daniel Scioli motiva la desconfianza.
Pero los diálogos se intensificaron en los últimos días entre ambas veredas.