POLITICA

Rossi mira a 2015 y carga contra los "panqueques": "No sirven a la Argentina"

Decidido a pelear la sucesión K, el ministro de Defensa se lanzó como precandidato y habló de todo: despenalización, la oposición y los panquecazos de la década ganada.<strong> Video.</strong>

Agustín Rossi es precandidato del FPV.
| Cedoc

El ministro de Defensa, Agustín Rossi, sabe que no le será nada fácil competir por la Presidencia dentro del Frente Para la Victoria (FPV). En el oficialismo abundan candidatos para suceder a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: el bonaerense Daniel Scioli; el ministro de Transporte, Florencio Randazzo; el entrerriano Sergio Urribarri, y hay quienes no descartan el desembarco del ministro de Economía, Axel Kicillof, en la contienda. Sin embargo, el exdiputado -que supo ganar batallas históricas dentro del recinto, pese a una sostenida debilidad en las urnas santafesinas-, se tiene fe de cara al 2015.

Admite que la campaña se adelantó, pero espera a que las PASO "decidan al representante K" que pelee por tomar la posta presidencial. Mientras tanto, se muestra mesurado al momento de referirse a la oposición y las rupturas políticas en época de transición.

Perfil.com: - La campaña se adelantó. ¿Cuánto tiene que ver la imposibilidad de Cristina de presentarse nuevamente? ¿Hay autocrítica por no haber podido encontrar un sucesor claro?

- Si Cristina no tuviera el impedimento constitucional y, si tuviese voluntad, sería nuestra candidata y el FPV no tendría todos estos candidatos. Es razonable que ese liderazgo que ella tiene, que homogeneiza al FPV, haga que aparezcamos varios candidatos que representamos parcialidades. Las PASO definirán qué parcialidad tiene más consenso.

- ¿Cuáles fueron los motivos para lanzarse en la pelea por la Presidencia?

Rossi: - Empecé a pensar la posibilidad en el verano. Me tomé unos meses donde charlé con dirigentes, militantes, visité provincias y me llevé dos voces: una, donde siento que los adherentes al FPV quieren que exista una continuidad de las políticas públicas que empezaron en 2003; la otra es el enorme liderazgo de la Presidenta hacia el interior del espacio político. Mi candidatura puede interpretar esas dos voces.

- Sergio Urribarri, gobernador de Entre Ríos, marca esos mismos puntos. ¿En qué se diferencia de él, Scioli o Randazzo?

- Trato de transitar esta etapa pre-electoral buscando hacer conocer mi postulación a través de definiciones mías. Evito hablar de terceros. Entiendo que la Argentina es un país de futuro. Néstor y Cristina pavimentaron el acceso para que ingresemos a la Argentina del tercer centenario y será el mejor de los tres que hemos tenido. La soberanía es el eje vertebrador: soberanía energética, terminar el proceso de sustitución de importaciones que nos permita tener un PBI más equilibrado entre la producción de materia prima y el producto bruto industrial. Soberanía es tener bajo endeudamiento, o uno compatible con la evolución económica y que te dé autonomía a la hora de tomar decisiones.

- Usted pasó varios años en Diputados como jefe de bloque, ¿qué análisis hace del debate por la deuda en el Congreso?

-  Era dable esperar una actitud menos mezquina de la oposición. Actuó en clave de coyuntura. Pesó más la cosa de no votar con el oficialismo que una mirada de sentido mucho más estratégico.

- ¿Hasta dónde se puede negociar con la oposición en estos casos?

- Depende de la oposición. Si se para en la lógica "oficialismo - oposición", no se puede negociar nada. Por más que se esfuerce, le van a decir que no porque hay una decisión predeterminada. Acá, la oposición dijo "que el oficialismo se la arregle solo", aún a riesgo de quedar más cerca de (el juez de Nueva York, Thomas) Griesa que de los argentinos. Me pareció mezquino. Pensaron más en las elecciones. Siempre que hay dificultades se corren rumores de la fortaleza del FPV y siempre los bloques demostraron poder sobrellevar estas circunstancias.

- Salvo con Cobos...

- Bueno, ahí empatamos. Ganamos en Diputados y empatamos en el Senado. Después pasó lo inadmisible: que nuestro vicepresidente, que tenía que defender a la Presidenta, votó en sentido contrario.

- ¿Llega un momento en la política en que hay que romper con quien ayudó a posicionarse?

- No. ¿Quién dijo eso?

- Dentro del kirchnerismo tenemos casos de figuras que crecieron juntas y después han estado en veredas opuestas (y viceversa).

- ¿Por ejemplo?

- Aníbal Fernández.

- No, estuvo desde el principio. Yo no creo en esa lógica.

- Bueno, pero Kirchner llegó con Duhalde. ¿En algún momento hay que romper?

- No.

- ¿Kirchner no rompió con Duhalde?

- Está claro que Duhalde tiene un modelo de país distinto al de Kirchner. A mí, por ejemplo, me convocó Kirchner. Me encontré con él en diciembre de 2002. Las mismas cosas que me dijo en esa reunión son las mismas que venimos sosteniendo todos estos años. Cuando asumió la Presidencia, desgranó las políticas que llevamos a cabo: Derechos Humanos, desendeudamiento, aumento del consumo. Mientras el pacto que nos unifica detrás de una idea no sea violentado, no veo que haya motivo para que alguien quiebre con un espacio político, salvo que en un determinado momento se acercó al espacio político porque estaba en crecimiento y entonces le convenía estar acá y en otro momento decidió estar en otro lado. Ese tipo de política es el que no sirve.

- ¿Qué opinión le merecen los casos de los diputados Sergio Massa y Martín Insaurralde?

- Argentina necesita dirigentes políticos que sean capaces de defender ideas. Descreo de dirigentes que son como las hojas secas de los árboles, que se acomodan según donde sopla el viento, que un día está en un espacio y otro día en otro. Me parece que son dirigentes que no le sirven a la Argentina. Esto pasa con Massa... Él alguna vez tendría que pararse frente a los argentinos y explicarles cómo hace tres años fue candidato a intendente con Cristina como presidenta y hoy es crítico. ¿Qué es lo que pasó? ¿Qué es lo que no le gustó? ¿Que hayamos nacionalizado YPF? ¿Darle mayores derechos a los trabajadores rurales, al personal doméstico? Fue intendente hace dos años en la misma boleta que lo llevaba a Scioli y Cristina.

- ¿E Insaurralde?

- Ahí soy prudente porque la realidad es que Insaurralde hoy es diputado del FPV. Hasta que no me demuestre lo contrario, más allá de los rumores, sigo pensando lo mismo.

Narcotráfico. Hace tiempo que Argentina, según reconoció el propio Rossi, pasó a ser un país de elaboración además de consumo de drogas. A pesar del cambio de estrategia oficial en el combate a la actividad, aún no parece haber una solución a este flagelo. 

- ¿Considera que es necesario que las Fuerzas Armadas actúen en la lucha contra el narcotráfico?

- No. Tenemos dos leyes piramidales: Defensa y Seguridad interior. Las FF.AA. tienen prohibido actuar en tareas de Seguridad interior, ya sea un delito común o delito organizado. Pueden hacer en determinadas situaciones apoyo logístico, pero yo no estoy de acuerdo con que participen, las experiencias en otros países de Latinoamérica no han mejorado y, en otros, empeorado. Las FF.AA. están preparadas para una situación límite, la guerra. Es lo que dice la ley. En el Escudo Norte, la Fuerza Aérea opera el sistema de radares. 

- ¿La despenalización ayudaría a combatir al narcotráfico?

- El debate parte de una situación: desde Nixon en adelante, el paradigma para combatir era tratar de empezar desde el último eslabón de la cadena hacia atrás. Ese debate fracasó. A veces, tenés procesado a alguien que tiene un porro en el vaquero y que está yendo en bicicleta a trabajar de albañil. La idea de la despenalización tiene que ver con la idea de que los recursos estén destinados en este sentido. En ese momento (cuando era jefe de bloque K en la Cámara de Diputados) se desvirtuó el tema. Hay que ser precisos: la legalización es una cosa y la despenalización es otra. Se superpusieron los temas y se decidió esperar un poco. Pero se tendrá que debatir, cada vez va generando mayor consenso.

(*) De la redacción de Perfil.com.