Entidades rurales prometen una “masiva movilización” en la Ciudad de Buenos Aires con su “tractorazo” en contra de las políticas que tiene el Gobierno para el campo. La convocatoria, que no cuenta con el acompañamiento formal de la Mesa de Enlace, no estuvo exenta de polémica entre dirigentes agropecuarios y representantes de la Casa Rosada.
Los principales reclamos que tiene el campo, avalados por más de 200 entidades de todo el país, están relacionados con la presión tributaria, que consideran “alta”, además del renovado pedido por la eliminación de las retenciones, la baja en el gasto público y la escasez de gasoil en plena cosecha gruesa, entre otros puntos. La posibilidad de ser alcanzados por un nuevo tributo, el de la renta inesperada, que piensa motorizar el Gobierno, tal como anticipó Martín Guzmán, también causa espanto.
Según Juan Monín, presidente de la Sociedad Rural de Sachayoj, uno de los organizadores de la protesta, la concurrencia “será masiva” porque “la gente está más harta incluso que el 9 de julio pasado, cuando fue la convocatoria en San Nicolás, además en ese momento estábamos en pandemia y la gente estaba asustada de salir a manifestarse. Encima días atrás se sumó la iniciativa del ministro de Economía, Martín Guzmán, de crear un nuevo impuesto de una renta inesperada. Cada vez son más las cosas con las que el Gobierno busca atacar a quienes producen”, añadió el productor.
Las palabras del dirigente agrario son compartidas por el empresario Gustavo Grobocopatel, quien este viernes cuestionó las acciones oficiales y no dudó en mencionar que las políticas para el sector, en los últimos años, no fueron las adecuadas. Según Grobocopatel, el país necesita “tener un sistema impositivo inteligente, porque impuestos como las retenciones afectan la producción”. A su vez, estableció: “Si no tuviéramos retenciones, hoy tendríamos un 40% más de producción de granos y estaríamos exportando 10 mil millones de dólares más”.
“Debido a las políticas cerradas de los últimos diez años, la Argentina deja de producir un 40% de lo que debería estar produciendo si se hubiesen hecho las cosas normales”, declaró, al tiempo que criticó la chance de instrumentar un nuevo tributo: “En el contexto de la Argentina, donde la presión impositiva es altísima y la evasión es impresionante, cargar con otro impuesto a las empresas me parece una locura”, sostuvo.
Desde la Casa Rosada las reacciones ante la protesta fueron varias. La portavoz oficial, Gabriela Cerruti, dijo, ayer, desconocer el motivo de la convocatoria. En su contacto con los medios, expresó que “no está muy claro por qué o para qué se manifiestan. No tenemos ninguna duda de que se trata de una marcha absolutamente política y que tiene que ver con otros intereses. La verdad es que están marchando por las dudas”.
Mientras que Aníbal Fernández, ministro de Seguridad, primero se encargó de señalar que los tractores no iban a ingresar a la Ciudad de Buenos Aires, lo que generó una medida cautelar por parte de diputados de la oposición, como Ricardo López Murphy, Waldo Wolff, Pablo Torello, el legislador (MC) José Luis Patiño y el dirigente Yamil Santoro.
Al día siguiente, el funcionario dio marcha atrás y explicó en conferencia de prensa: “Yo utilicé tres palabras que decían ‘ni lo sueñen’. ¿Qué quería decir con este tema? Que nosotros, que no tenemos jurisdicción sobre la Ciudad de Buenos Aires y nos ocupamos de los espacios federales, somos responsables de la Casa de Gobierno y de la Catedral. En el caso de la Ciudad somos asistentes y ayudamos en todo lo que nos solicitan en tal sentido”.