La interna dentro del Frente Para la Victoria para la gobernación bonaerense está que arde. A pesar de que Julián Domínguez, Fernando Espinoza y Aníbal Fernández parecen ser los mejores posicionados dentro del peronismo K, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, no quiere bajarse de la pelea.
Hace unas semanas parecía imposible pensar que el marido de Jesica Cirio llegue a las PASO, aunque siempre dijo que competiría en las internas del 9 de agosto.
En una clara señal del precandidato presidencial, Daniel Scioli, este mediodía Insaurralde recibió en su distrito al hermano del gobernador, Nicolás, vicepresidente ejecutivo del Grupo Provincia.
En Casa Rosada quieren que el de Lomas pague el costo político de haber coqueteado publicamente con Sergio Massa en tiempos de vacas flacas del oficialismo: el castigo sería que compita por un nuevo mandato en el municipio.
A contramano de lo que esperan los operadores K, Insaurralde no se baja y el fin de semana se encargó de difundir encuestas propias que lo mantienen con fuerte imagen positiva, sobre todo desde que se bajó de la pelea Diego Bossio, titular de ANSES.
Quedan pocos. En las últimas semanas, varios precandidatos se dieron un "baño de humildad" como solicitó por cadena nacional Cristina Fernández de Kirchner. El primero fue Bossio, pero lo siguieron, casi en simultáneo, Fernando "Chino" Navarro, Patricio Mussi, Gabriel Mariotto y Cristina Álvarez Rodríguez.
Hace un mes, cuando decidió lanzarse en la pelea por la gobernación, Insaurralde había defendido su accionar: "Sé lo que hice, acompañé todas las leyes cuando estuve en Diputados”, sostuvo.
“Las descalificaciones están de más, discutir no sirve, debatamos ideas", dijo y reiteró que no se iba a bajar. Por ahora, resiste.