A una semana de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), Sergio Massa sigue encabezando las encuestas en el territorio bonaerense, bastión clave en la lucha por el poder. Sin embargo, el margen es cada vez menor y el crecimiento del candidato kirchnerista, Martín Insaurralde, siembra dudas sobre el resultado final que tendrá la contienda.
La lista encabezada por Massa y el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, tiene una intención de voto del 34,9%. A poco más de tres puntos, ya le pisa los talones el candidato del Frente para la Victoria, con 31,7%. La brecha, hace apenas un mes, era de casi diez puntos.
El escenario, sin embargo, era el que preveían desde todos los sectores políticos. La amplia diferencia inicial obedecía más al nivel de desconocimiento público de Insaurralde y a que el electorado bonaerense todavía no lo identificaba como el candidato de Cristina Kirchner. Massa, quien fuera jefe de Gabinete de la Presidenta y la apoyó desde Tigre hasta hace no mucho tiempo, atraía un importante caudal de votantes kirchneristas.
De esa manera se explicaba su postura gris a la hora de posicionarse en el arco político. No era ni oficialista ni opositor, y así traía agua para su molino desde distintas fuentes. El achicamiento en la brecha obligó a Massa a ajustar la estrategia y empezar a endurecer su discurso contra el Gobierno. El límite dejó de ser solamente la re-reelección, sino también la inflación, la inseguridad, La Cámpora y Guillermo Moreno. Esta semana, por primera vez en toda la campaña, se animó a criticar a Cristina Kirchner, de quien dijo sentirse “desilusionado”. La lectura era clara, Insaurralde empezaba a recuperar votos kirchneristas que originalmente pensaban apoyar a Massa.
La secuencia de las encuestas encargadas en exclusiva por PERFIL a la firma Federico González y Cecilia Valladares Consultores en Marketing Político, y a la empresa MGMR, muestra un crecimiento de seis puntos de Insaurralde en el último mes. Esto se debe, sobre todo, a que se cumplió la estrategia oficialista de levantar el nivel de conocimiento del intendente de Lomas de Zamora y de identificarlo como kirchnerista. "Estoy orgulloso de ser el candidato K", graficó ayer en un acto en La Matanza. Además, se vio beneficiado por el rol de dos actores clave como Cristina Kirchner y Daniel Scioli. Este último fue el que más acompañó a Insaurralde en sus recorridas de campaña y tiene un sólo objetivo en la mira: evitar que gane Massa y se consolide como un contendiente para la sucesión presidencial.
Sin embargo, el margen de crecimiento de Insaurralde está llegando a su techo máximo. Más del 65% de los bonaerenses vienen sosteniendo su rechazo a votar por un candidato kirchnerista. Para superar el 35% de los votos, entonces, debería crecer la aprobación del Gobierno o, algo más difìcil, Insaurralde debería traccionar votos de sectores opositores.
Polarización. El gran temor de los espacios de Margarita Stolbizer y Francisco De Narváez, de que la pelea se centralice en Massa e Insaurralde, ya comienza a visualizarse. La polarización explica porqué Massa perdió votantes kirchneristas pero no cayó considerablemente en las encuestas (apenas 0,6% en un mes). Insaurralde no creció a expensas de Stolbizer y De Narváez, que ya están consolidados hace años como dirigentes de la oposición.
El sondeo de opinión pública muestra, precisamente, que estos dos candidatos, en conjunto, perdieron poco más de siete puntos de intención de voto. Cuatro puntos cayó la líder del Frente Progresista Cívico y Social, que es acompañada por Ricardo Alfonsín, y tres el Colorado, que cerró un acuerdo con Hugo Moyano y armó el frente Unión por la Libertad y el Trabajo.
Por eso la estrategia de ambas fuerzas de apuntar sus dardos no sólo contra el kirchnerismo, sino también contra Massa, sobre quien intentan sembrar dudas sobre si realmente se va a oponer a Cristina Kirchner en los dos últimos años de su mandato. Estos días, Stolbizer volvió a reiterar que el intendente de Tigre y Scioli, hoy en veredas opuestas, negociaron hasta último momento la construcción de un armado conjunto por afuera de la estructura oficialista. Alfonsín, ayer, aseguró que “la disputa entre los K y Massa es una interna justicialista y que se unirán luego de octubre”. En la pelea por el tercer lugar, Stolbizer aventaja a De Narváez por apenas dos puntos: 14 a 11,9 por ciento.
Fundamentos. La encuesta también hace hincapié en las razones que sustentan el voto de las cuatro listas principales. Tanto Massa como Stolbizer lo sostienen, en parte, por factores propios que los definen como dirigentes. Insaurralde y De Narváez, sin embargo, dependen más de factores exógenos.
En el caso de Massa, un 23,7% respondió que lo votaría porque “es el candidato con mayores posibilidades de vencer al oficialismo” y un 21,2% porque “le gustan el discurso y la personalidad”. El 42,9% prefirió elegir ambas razones para fundamentar el apoyo. Stolbizer y Alfonsín reciben respuestas similares: 16,1% los vota porque “representan la única opción verdaderamente anti kirchneristas” y 14,3% porque “le gustan sus discursos y valores” (50,7% se queda con ambas opciones).
Insaurralde y De Narváez, por el contrario, no sustentan tanto el voto en sus características personales, sino en lo que representan. El 26,2% reconoció que votaba al intendente de Lomas porque “es el candidato de Cristina”. El diputado del peronismo disidente, por su parte, recibe un 8,2% por sus características personales y un 19,4% por ser “el candidato más opositor al kirchnerismo”.
Este panorama se vuelve más preocupante para De Narváez, ya que es quien podría salir más perjudicado por la polarización. Aquellos que lo eligen por ser el “más opositor” podrían cambiar su voto por aquel que hoy aparece con más chances de ganarle al candidato oficialista.
La pelea en el territorio bonaerense, sin embargo, es larga y recién se definirá en las elecciones generales del 27 de octubre. Las PASO, valga la redundancia, serán un paso fundamental para que los principales candidatos se consoliden o se derrumben.