POLITICA
ENTREVISTA A JULIO CESAR GRASSI

Se queja de que lo dejaron solo

Todo quedó al descubierto cuando una investigación periodística televisiva lo puso blanco sobre negro: el creador de la Fundación Felices los Niños –la más apoyada económicamente por el Gobierno, sectores de poder y personajes mediáticos durante la década del 90– era acusado de abusos sexuales por, al menos, dos chicos que estaban bajo su atención. Desde entonces, infinitos vericuetos legales lo salvaron de la cárcel. Esta semana volvió a hablar: lo entrevistó Daniel Tognetti para Blog, el programa que conduce en Canal 9. El propio Tognetti firma la nota que sigue.

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FALTA POCO. Aunque sus abogados siguen poniendo trabas, Grassi ir a juicio oral prximamente. | Cedoc
—¿Sabés de qué delito te están acusando?
—Sí, del peor delito que pueden acusar a un educador, a un sacerdote, a una persona.

Es abuso deshonesto y corrupción de menores. ¿Considerás que es aberrante?
—Por supuesto.

—¿Nunca te sentiste atraído por un menor?
—Nunca, jamás.

—¿Tampoco un impulso que reprimiste?
—No, además acá se trata de varones, yo no soy homosexual; se trata de menores, no soy pedófilo y se trata de una vocación muy clara y muy fuerte de hacerlos crecer y no interrumpirles ese crecimiento.

Virginidad y celibato. Mientras espera el juicio oral, Julio César Grassi vive en una vieja quinta a 400 metros de la sede central de la Fundación Felices los Niños, a la que no puede acceder por una disposición del Gobierno bonaerense. Su oficina tiene una computadora, fax, algunas imágenes religiosas, y en la pared muchos dibujos de niños, con mensajes de aliento.

—Yo no entiendo el celibato, ¿no es antinatural?
—Es una opción. Si el celibato es un dique, llega un momento que el dique se desborda.

¿Tuviste novias en la adolescencia?
—Sí, varias, y la última fue en el ámbito de la parroquia.

—¿Y relaciones sexuales?
—No.

—O sea, tenés 50 años y sos virgen.
—Soy célibe.

—Vos sos un hombre, en definitiva, como yo, tenés la necesidad natural.
—Sí, seguro, la necesidad, y tentación también podés llegar a tener viendo ciertas imágenes, teniendo ciertos pensamientos.

—¿Qué imágenes te tientan?
—Equis. Son imágenes que no te tengo que decir yo, lo que todo el mundo sabe.

El caso Grassi, como ningún otro en el país, puso en evidencia un problema global de la Iglesia Católica que llamó la atención, incluso, del papa Benedicto XVI: las denuncias por abusos en el mundo católico. En Estados Unidos, en un período de 52 años, fueron reportadas 10.667 denuncias, según una investigación del Episcopado norteamericano. En Brasil, el país con más católicos de la Tierra, son 1.700 los sacerdotes sospechosos.

Los procesos. Grassi tiene tres causas de abuso sexual y corrupción de menores agravado. Dos están en radicadas en Morón y la tercera en Calafate. Allí, durante un viaje, Grassi habría abusado de Luis Gutiérrez, hoy mayor. Recién en junio de 2006 Gutiérrez se animó y declaró por primera vez en contra de Grassi. Por esta acusación, el cura declaró hace poco en la Justicia por más de diez horas.

—¿Creés que en el juicio vas a salir absuelto?
—Yo estoy plenamente seguro de que soy inocente. El tema es que si no hay justicia, no puedo asegurarlo; si hay justicia voy a ser absuelto.

—Entre otras cosas, hay un testimonio de Julio Villagra, ¿lo conocés?
—Fue un empleado de la Fundación.

—Dice que vos tenías preferencia por los chicos carilindos, que los chicos más grandes se peleaban por los beneficios que vos les otorgabas a aquéllos, como mejor vestimenta, mejor alimentación, rédito económico, y que mantenías relaciones con esos chicos.
—Primero, es mentira que yo haya tenido relaciones con chicos. Respecto de las preferencias, tampoco. Sí había chicos que tenían más afinidad conmigo, eso lo reconozco. No preferidos: apartados.

—Luis Gutiérrez relata por lo menos diez episodios de abuso sexual protagonizados por vos, según él. Las cosas que dice Gutiérrez son fuertes. (Gutiérrez dice que el padre (Grassi) le dio un beso en la boca sentado en la cama)
—Sí. Detalles de la causa… lo que yo puedo llegar a decirte de esta causa... esta persona es mayor de edad... no solamente nunca me acusó, sino que figuraba como supuesto damnificado en Calafate y siempre me defendió.

¿No podemos pensar que los damnificados están perdiendo el miedo?
—O podés pensar otra cosa, que pudo haber sido extorsionado para que me acuse, que es lo que yo creo.

—El examen psicológico que te hicieron sostiene indicadores similares al perfil de los delincuentes sexuales. La pericia dice eso.
—Estos peritos trataron de encontrar un trabajo que les pueda avalar una personalidad parecida a la de un delincuente sexual.

Esta es la única pericia que hay sobre vos.
—Es una pericia incompleta.

Grassi trabaja 15 horas por día y sigue de cerca, como siempre, cada cosa que sucede en la Fundación. En su oficina sólo lo acompaña Fabián Amarilla, su secretario hace años, que escucha la entrevista en silencio.

—¿Te quedaste solo?
—Y, ciertas personas que me acompañaban ya no me acompañan. A Jesús le pasó. La gran multitud que estaba alrededor de él en el momento en que lo iban a crucificar era gente que lo quería, pero que no hacía nada para salvarlo.

—¿Comparás tu situación con la de Jesús?
—No, no me comparo, soy un seguidor. Yo tenía un montón de amigos, ¿y dónde están? Jesús tenía doce y se quedó con uno solo al lado de la cruz. La relación es de 12 a 1 cuando te va mal. Es muy difícil que la gente quiera ir con vos, como me dijo alguien, al cadalso.