María Servini de Cubría se convirtió esta semana en la mujer más poderosa de la Justicia. La jueza federal tiene a su cargo uno de los doce juzgados que investigan casos de corrupción y es la única magistrada con competencia electoral en Capital Federal. En los últimos días sumó el juzgado federal electoral de la provincia de Buenos Aires y un expediente clave para varios estratos de poder: el triple crimen de General Rodríguez (ver aparte).
Sus dos nuevas adquisiciones tienen mérito propio, pero también el beneplácito del gobierno de Mauricio Macri. Su relación con el macrismo empezó con desconfianza, pero se distendió en el último mes. Servini tiene un aliado clave: Daniel Angelici, uno de los operadores del Presidente en la Justicia. La jueza también trae bajo el brazo la bendición del papa Francisco, que la semana pasada le hizo llegar una carta dedicada de puño y letra, y un ejemplar de su última encíclica Laudato si’, como reveló el domingo pasado PERFIL. Servini es parte de un reducido y polifacético grupo de jueces y fiscales con causas sobre narcotráfico, corrupción y trata de personas que recibieron el mensaje de Jorge Bergoglio a través de su mensajero, Gustavo Vera, líder de la ONG La Alameda.
Si de ajedrez se trata, la dama de hierro de la Justicia ha demostrado esta semana que sigue liderando la partida en el armado electoral.
El jueves, Juan Mahiques, el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, logró varias de sus misiones luego de un arduo combate con el kirchnerismo. Sólo uno de sus objetivos no tuvo resistencia de la oposición: designar a Servini al menos hasta fin de año en reemplazo de Laureano Durán, el juez subrogante con competencia para controlar los procesos electorales en la provincia. Fue en el PRO donde sí recibió algunos reparos cuando Mahiques planteó que Servini debía ocupar el cargo del juez subrogante. “Demasiado poder”, plantearon algunos oficialistas. No hizo falta insistir. Pasaron pocos días hasta que quienes se oponían llamaron al funcionario para dar el sí. El peronismo no opuso resistencia. Sabe que la necesita. El PJ atravesará este año una elección de autoridades que determinará su impronta frente al avance del macrismo en el poder y la decisión de los popes pejotistas de superar la acabada dominación del kirchnerismo. Y el corazón de Servini le pertenece al peronismo.