POLITICA
CUARTO INTERMEDIO hasta EL JUEVES

Sobrevivientes de la ESMA complicaron aún más a Febrés

Ricardo Coquet contó que le exigióhacer una bandera de Montoneros que se usó en el secuestro de las monjas francesas. El secretario de Culto, Guillermo Olivieri,narró torturas y abusos que sufrió junto a su mujer embarazada.

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Los cinco sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura militar –entre ellos el secretario de Culto de la Nación Guillermo Oliveri– que declararon en el juicio oral y público contra el ex represor Héctor Febrés, reconocieron al ex prefecto como uno de los principales torturadores del centro clandestino de detención y también lo relacionaron con los denominados "vuelos de la muerte", jerga por la que se conocía al hecho de arrojar prisioneros narcotizados y con vida al Río de la Plata.

El primer testigo que declaró esta mañana fue  Ricardo Coquet, quien afirmó que el ex prefecto Héctor Febrés “era un chancho colorado, siempre sudado y ‘sacado’ como loco” y que “torturaba a los detenidos de la Iglesia Santa Cruz”, refiriéndose a quienes se reunían en ese templo y fueron secuestrados durante la última dictadura militar.

Coquet complicó aún más la situación del ex prefecto, a quien afirmó haber visto en “muchas oportunidades” y quien le exigió que hiciese una bandera de Montoneros con el escudo de tacuara y fusil”. El testigo, que permaneció 22 meses en ese centro, relató que la bandera luego se usó como fondo de una “escenografía con un escritorio y dos sillas” en las que fueron ubicadas las monjas francesas Leonnie Duquet y Alice Domond para “hacer creer que estaban secuestradas por Montoneros”.

Además, en esta nueva jornada del juicio oral y público que se lleva contra Febrés, Coquet describió al ex represor como “muy golpeador, altanero y presumido” y lo calificó como "un chancho colorado, siempre sudado y ‘sacado’ como loco, haciéndose el agrandado, pero para mí era un gordito pelotudo por lo que estaba haciendo con los compañeros”.

La división del trabajo. El sobreviviente relató el trato cruel e inhumano que se les dispensaba a los prisioneros e hizo una minuciosa descripción de los grupos "operativos" de tareas que funcionaban en la ESMA, entre los que estaban  “Los Pedros”, un grupo de oficiales encargados de los movimientos de los prisioneros dentro de la ESMA, “Los Verdes”, integrado por conscriptos que realizaban las mismas tareas y “Los Tomys”, como se denominaba a los médicos y enfermeros presentes en las sesiones de torturas.

Uno de los momentos de mayor dramatismo de su declaración fue cuando recordó el momento en el que se enteró que su gran amigo Ignacio Ojea Quintana, también alojado en la ESMA, había sido “trasladado” (eufemismo con el que se conocía al momento de la muerte del prisionero, generalmente embarcándolos en aviones y arrojados al río o al mar).

Coquet refirió que, como estaba con su ropa rota, Jorge “El Tigre” Acosta le dijo a “un Pedro que me de ropa digna y me lleve al pañol para ver algo que me quede bien” y allí, entre pilas de ropa usada vio una camisa verde a cuadros y un pantalón blanco, que reconoció inmediatamente porque era suyo y se lo había prestado a Ojea Quintana.

También reveló que, durante su cautiverio, el represor Acosta le aseguró que “acá (en la ESMA) no matamos a nadie” tras lo cual hizo que se encuentre con Norma Arrostito, con quien intercambió unas pocas palabras. El testigo dijo que tiempo después escuchó a represores asegurando que “Gaby (tal el apodo con que se conocía a Arrostito) se descompensó” , y atribuyó ello a que “le inyectaron cianuro” lo que le provocó la imposibilidad de respirar y la muerte cianótica.

"Estar en un universo infinito y congelado. La oscuridad del temor a la muerte", graficó el testigo cuando la fiscal Mirna Goransky le preguntó que sensación provocaba el obligatorio uso casi permanente de la capucha con que los represores tapaban las cabezas de los prisioneros. Coquet fue secuestrado el 10 de marzo de 1977 cuando salía junto a su primo (liberado pocos días después) de la confitería Las Violetas, en la esquina de las avenidas Medrano y Rivadavia, en el barrio porteño de Almagro. Es un ex militante de la organización Montoneros, y como a tantos otros se le exigió, durante su cautiverio, que trabajase como "mano de obra esclava".

Es ese sentido se lo obligó a trabajar en "diagramación" y hasta se le confeccionó una credencial con la cual era llevado por las noches al Edificio Libertad –sede de la Armada– donde aprovechaban que había maquinaria de última generación para falsificar documentos y hasta diplomas de "actos de heroísmo" para los oficiales.  

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Otros testimonios. Más tarde, el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, detalló su paso como secuestrado por la ESMA, donde fue torturado con picana e interrogado hasta que fue liberado en diciembre de 1977. Si bien el actual secretario de Culto no reconoció a Febrés en una foto que le fue exhibida, refirió que fue secuestrado el 21 de diciembre de 1977 junto a su entonces novia, Josefa Prada, por un grupo que se movilizaba en dos automóviles Ford Falcon.

“Fui llevado a una oficinita, me dieron una pequeña golpiza, me desnudaron”, recordó Oliveri, quien luego fue torturado con picana. Al único que identificó fue al represor Raúl Scheller, como la persona a cargo de torturarlo, aunque se refirió a él por sus apodos de “Mariano” o “Pingüino”. “Veía sólo piernas”, recordó Oliveri sobre los días que pasó en el sótano de la ESMA y solamente le pareció ver “anclas” en hebillas de cinturones. Durante su cautiverio el secuestrado no vio mucha gente hasta “que un día un ‘gordo’” se le acercó para decirle que “ellos también cometían errores”, tras lo cual fue liberado con su entonces novia y actual esposa frente al Frigorífico Pampa, poco antes de año nuevo.

Al inicio del juicio oral, la esposa de Oliveri, Josefa Prada, refirió cómo fueron secuestrados y el brindis del que fueron obligados a participar por Navidad, además de recordar que pese a su embarazo de cuatro meses, fue abusada sexualmente. El caso de Prada es uno de los cuatro hechos de tortura por los cuales en este juicio se acusa puntualmente a Febrés, quien además está procesado por otros300 casos.

Relatos de una enfermera. En tanto que, en su testimonio, la sobreviviente Maria Larralde también narró de qué modo fue obligada a trabajar en la ESMA como mano de obra esclava. Al declarar hoy ante los jueces, recordó cómo por su profesión de enfermera ayudó en dos partos de secuestradas, entre ellas el de Patricia Rosimblit, el 15 de noviembre de 1978.

“Todos los oficiales de inteligencia entraron a ver al bebé”, detalló al nombrar a Raúl Scheller, Febrés y Alfredo Astiz. Rosimblit y el bebé estuvieron unos días en la ESMA, hasta que “el último día Acosta se me acercó y me dijo ‘vos de esto no viste nada’”, recordó en referencia al represor “Tigre” Acosta. Luego de eso “se la llevaron con bebé y bolso, la vi salir del sótano de la ESMA”.

Larralde dio cruentos detalles de todo lo que fue obligada a realizar bajo amenaza continua de mandarla “para arriba”, como por ejemplo ir en un automóvil a entregar a su familia al bebé del secuestrado Carlos Lordkipanidse, que había sido llevado a ese centro clandestino. “Desde los más altos mandos conocían lo que pasaba, nos vieron”, aseguró al recordar distintos episodios, como una visita al sótano donde ella estaba, denominado “a huevera”, del entonces almirante Armando Lambruschini.

Después de trabajar en la ESMA fue llevada a una casa del barrio de Belgrano donde otros secuestrados hacían tareas para “el proyecto político” del entonces almirante Emilio Massera. “Vi a todos otra vez, Acosta, Astiz, Vildoza”, refirió y contó que una de las tareas adjudicadas fue fotocopiar un “dossier” para un curso de lucha antisubversiva que se dio entre enero y mayo de 1979 para gente de Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil.

Para ello se preparó el material sobre “cómo torturar, las etapas de la tortura”, concluyó en un testimonio interrumpido varias veces por su llanto. La jornada se completó con los dichos de otros sobrevivientes , Lucrecia y Marcelo Margari y Cristina Aldini, y seguirá el jueves con la citación de otras seis víctimas que pasaron por la ESMA. 

Febres está acusado por los secuestros y torturas de Carlos Lordkipanidse, Carlos García, Josefa Prada de Olivieri y Alfredo Margari. El juicio contra Febres es el cuarto proceso en causas reabiertas tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En los juicios anteriores ya fueron condenados el ex policía Julio "el turco Julián" Simón, el ex comisario de la bonaerense Miguel Etchecolatz y el ex capellán de esa fuerza de seguridad Christian Von Wernich.

Fuente: Télam