POLITICA
DEVALUACIÓN

Tras los aumentos en las naftas, el Gobierno confirmó otra suba de la luz

El Gobierno confirmó que después de la devaluación los precios de las tarifas eléctricas van a volver a subir. Lo dijo la secretaria de Energía, Flavia Royón quien admitió que es por el impacto del componente dolarizado en el suministro energético. Los combustibles también están más caros; las petroleras ajustaron, en promedio, 12,5%. Desde el sector de operadores y dueños de estaciones de servicio confirmaron a PERFIL que están en estado de alerta.

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Surtidores. Los combustibles tuvieron dos ajustes este mismo mes y el equipo económico quiere congelarlos hasta el 31 de octubre. | cedoc

Después de los aumentos de combustible del 12,5% en promedio, que aplicaron las petroleras esta semana, el Gobierno confirmó que las tarifas eléctricas volverán a subir.

“Hay un componente atado al dólar, porque los contratos son a mediano y largo plazo y se busca una medida de actualización para mantener una remuneración y un contrato en dólares, pero una devaluación del 20% no significa un aumento del 20% en el costo de generación”, indicó la secretaria de Energía, Flavia Royón en declaraciones radiales.

Las tarifas ya habían subido en junio y este mes, y muchos hogares residenciales, a los que les está llegando ahora las facturas, recibieron aumentos de más de 200% porque se conjugó la eliminación de los subsidios y el aumento de la tarifa eléctrica en sí misma. Ese componente tarifario puro es que se ajustará de nuevo por la devaluación del tipo de cambio oficial que ocurrió el lunes. Aún se desconoce de cuánto será efectivamente la nueva suba.

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A los incrementos superiores al 400% interanuales que se venían aplicando se sumarán nuevas subas derivadas de la devaluación.

La devaluación también impactó fuerte en los precios de combustibles, cuyos acuerdos de precios vencieron el 15 de agosto. Pero, tras el incremento y el congelamiento acordado entre petroleras y Gobierno hasta el 31 de octubre, operadores, dueños de estaciones de servicio y representantes del sector, advirtieron a PERFIL que la medida puede generar desabastecimiento e incluso una reducción obligada de costos, con lo que no se descartan cierres o despidos.

“Para el sector de las estaciones de servicio es un nuevo mazazo que atenta directamente contra nuestra rentabilidad”, aseguró a este medio Carlos Gold, secretario de Relaciones Institucionales de la Confederación de Entidades de Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).

Gold explicó que, por lo general, “cuando sucede esto de que los precios van por debajo de lo que debería estar en pizarra, las petroleras nos imponen cupos, y entonces aparece el desabastecimiento”. Si las compañías petroleras empiezan a entregar menos combustible porque “no le dan los números” se produce “una distorsión general en el mercado”, agregó el empresario.

Después de la devaluación anunciada por el Gobierno el lunes, las petroleras Raizen (Shell), Axion y Puma aumentaron los precios del combustible. La última en acoplarse al incremento fue YPF, que había descartado hacerlo unas horas antes de tomar la decisión.

Luego de conocerse el incremento el Ministerio de Economía anunció un acuerdo para congelar los precios hasta fines de octubre.

“En el caso de YPF hubo una enorme transferencia de demanda por la diferencia de precios, lo que provocó que las estaciones quebráramos stock y tuviésemos tanques vacíos al momento del aumento”, comentó a este medio Martín Chada, operador de la empresa.

“Esto significa que tenemos que reponer combustible a un precio nuevo habiendo vendido a precio anterior, con un traslado gigante de liquidez de las estaciones a las petroleras”, detalló.

“Para graficarlo, el aumento de combustible y su congelamiento hasta octubre no alcanza a cubrir el 20% de la paritaria solicitada para el mismo período. Sin hablar de costos operativos, en su mayoría dolarizados, que tiene una estación”, afirmó Chada.

Tanto Gold como Chada coincidieron en que este modelo de congelamiento y control tiene antecedentes, pero que nunca dio buenos resultados.

“Este modelo ya existió, y entre 2005 y 2015 dejó 2.500 estaciones de servicio menos”, opinó en este sentido Chada.

“Si bien el último eslabón de la cadena que se corta son los empleados, no descarto que empiecen a aparecer despidos”, agregó el representante de Cecha. “Medidas de esta naturaleza son las últimas que se desean, pero es la situación en la que estamos inmersos”, explicó.

“Si el esfuerzo lo vamos a hacer nosotros, que nos den alguna herramienta que nos permita paliar el déficit, subsidios para pagar el reajuste salarial que tenemos que hacer ahora o algún beneficio impositivo”, pidió Gold.

Por ahora, y después del convenio, el Gobierno informó que habrá beneficios fiscales para las petroleras, que pueden ser suspendidos en caso de incumplimiento.

Los costos operativos de los que hablan los estacioneros no fueron contemplados por el acuerdo, aún después de la devaluación del 22% que se produjo después de las elecciones primarias.

Desde la Cecha aseguraron a PERFIL que la semana que viene se reunirán para analizar la situación de la crisis.