POLITICA

Un mensaje macabro

La decisión de enviar al autor intelectual del crimen de Cabezas a gozar de prisión domiciliaria y custodiado sólo por su esposa es insólita: el jefe de custodios de Yabrán deberá pasar los próximos 18 años de castigo en... su casa.

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Según la Justicia, el ex sargento del Ejército Argentino Gregorio Ríos fue el autor intelectual del secuestro y posterior asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. El mismo Tribunal, sin desdecirse de tan grave conclusión, acaba de determinar que Ríos cumpla lo que le resta de condena (18 años más) en su casa, sin custodia policial y bajo la única responsabilidad de su esposa, Rosa Rodríguez. Esa mujer representa, a partir de hoy, el mayor esfuerzo que puede hacer el Estado para que un criminal se readapte a las normas básicas de convivencia social y para garantizarnos, mientras tanto, que estamos a salvo de él. Sólo queda una chance, entonces: rogar que Rosa Rodríguez sea capaz de contener a su marido, como no lo hizo antes. Es decir, cuando había tiempo de evitar un desastre.

La semi-libertad de Gregorio Ríos (como la previa liberación lisa y llana de los llamados "horneros" y de los policías Luna y Cammarata, mediante fianzas que jamás hubieran podido afrontar de sus bolsillos) implica un mensaje macabro. Mientras desde el poder político se insiste en convertir al periodismo independiente en una especie de rival político peligroso, tres jueces se empecinan en demostrar que matar a un periodista sale muy barato y se paga bastante barato. Hoy, cuando la violación de los derechos humanos en los 70 es causa nacional, la violencia selectiva que originó el Caso Cabezas (perpetrada por la misma mano de obra y con los mismos métodos) sólo merece silencios oficiales.

Ojalá a nadie se le ocurra recibir el mensaje al pie de la letra.

* Secretario de redacción del diario PERFIL y ex compañero de José Luis Cabezas