El cambio de bando de nueve senadores, que en julio de 2008 votaron contra el proyecto oficial de retenciones móviles, pero ahora se comprometieron a respaldar el iniciativa gubernamental de la ley de Medios, marcó la diferencia de resultados entre los dos mayores debates que afrontó el Senado en los últimos años.
Los legisladores que protagonizaron el cruce de las fronteras políticas fueron los oficialistas Rubén Marín (La Pampa), Teresita Quintela (La Rioja) y Elena Corregido (Chaco), los aliados provinciales Horacio Lores (MPN-Neuquén) María Rosa Díaz y José Martínez (ex ARI, de Tierra del Fuego) y también la radical correntina María Dora Sánchez y el bussista tucumano Carlos Salazar.
Todos ellos habían votado en contra de la resolución 125. Asimismo, para el momento de la votación en general de la norma estuvo con la iniciativa oficialista el socialista santafesino Rubén Giustiniani, quien también integró el pelotón de rechazo a las retenciones móviles.
En cambio sólo un senador cruzó la frontera en la dirección contraria: la rionegrina María José Bongiorno, oficialista en el 2008, pero después emigrante a miembro único de una bancada que se integró el interbloque Federal, de justicialistas disidentes y partidos provinciales.
Durante la discusión de cada uno de los artículos de la propuesta oficialista, mostraron posiciones críticas tres legisladores, que en el debate de las retenciones móviles estuvieron a favor del oficialismo.
De este terceto de críticos puntuales, dos -el jujeño Guillermo Jenefes y el chubutense Marcelo Guinle- firmaron el dictamen mayoritario en disidencia parcial y con ese gesto posibilitaron que el tema llegue al debate del recinto, y la tercera, otra chubutense, Silvia Giusti, se ausentó en el momento de la rúbrica y dejó el casillero vacío. En la madrugada del 17 de julio de 2008, la cámara de Senadores registró un histórico empate en 36 votos por bando en la discusión en general del proyecto de retenciones, durante una sesión con asistencia perfecta de los 72 legisladores, y obligó a la intervención excepcional del vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, que inclinó la balanza contra el proyecto oficial.
En esa jornada, el Frente para la Victoria obtuvo el respaldo de 36 senadores, todos del bloque oficial, sin ningún apoyo externo, después de padecer de una sangría de 8 legisladores propios, varios de los cuales crearon después sus propios bancadas, como los santafesinos Carlos Reutemann y Roxana Latorre y los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero. La diferencia entre las sesiones de julio de 2009 y la de hoy se hace evidente si en la votación en general se suman los 35 oficialistas (los 36 del 2008, menos Bongiorno) más los ocho que cambiaron de bando y se agregan además los tres que mostraron disidencias pero sólo en algunos artículos. En esta contabilidad el oficialismo llegará con un número superior a los 40 legisladores, muy por encima a los 37 que alcanza para formar la mayoría. Si la distancia no fue mayor, se debió a que un senador oficialista, Roberto Urquía, no ocupó su banca por problema de salud, así como tampoco lo hizo el radical Norberto Massoni, con licencia por el mismo tema.
Fuente: DYN