María Eugenia Vidal suele llevarse un pequeño cuadernito donde hace anotaciones. En cada reunión con vecinos se lleva reclamos e inquietudes. Es la forma que eligió de materializar una de las consignas de la campaña porteña: salir a escuchar.
En este marco, la precandidata a diputada nacional ya está trabajando en un paquete de proyectos para llevar al Congreso desde el 10 de diciembre.
Junto a un grupo de colaboradores está trabajando en la cuestión educativa. La iniciativa tiene que ver con declarar la emergencia educativa, producto de la pérdida de más de un año de clases presenciales. En ese contexto, el proyecto prevé la creación de una mesa educativa de diálogo que incluya a los padres, que durante la pandemia lograron organizarse para reclamar la reapertura de las escuelas, en la discusión de los planes educativos, junto al Gobierno, los sindicatos, docentes y alumnos.
También Vidal pretende hacer especial hincapié en el sistema de evaluación educativa. “Queremos que no dependa de la decisión de un presidente o un ministro evaluar el sistema, docentes y alumnos”, apunta a PERFIL uno de los dirigentes más cercanos a la precandidata.
El eje estará puesto, en ambos casos, en cómo manejó el tema educativo la Ciudad. De hecho, el jueves Vidal estuvo con la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, en una escuela dialogando con madres de alumnos, algunas que además son docentes, sobre la presencialidad.
Para Vidal hay dos funcionarios claves en la administración porteña: Fernán Quirós, de Salud, y Acuña, a quien conoce desde los 90, cuando coincidieron en la fundación Sophia, que creó el entonces joven Horacio Rodríguez Larreta.
En cada reunión con vecinos, se lleva sus reclamos apuntados en un cuadernito
Las parábolas de la política: juntas trabajaron en el área social en 2003 cuando Acuña fue electa legisladora porteña, Vidal fue la directora de la Comisión de Niñez que presidía la diputada. En 2011, cuando fue electa vicejefa, decidió elegir a Carolina Stanley como su sucesora en Desarrollo Social y tomaron distancia, y Acuña fue a trabajar a Educación con Esteban Bullrich como ministro porteño. El larretismo las reunió tiempo después.
Otro paquete de proyectos en el que trabaja Vidal es el económico. Para ello está coordinando la candidata a legisladora porteña, Milagros Gismondi, quien fue jefa de Gabinete de Hacienda en Provincia y luego en Economía del metafórico Hernán Lacunza.
El objetivo de las iniciativas es “ayudar a los que generan empleo”. En concreto: las pymes, las más golpeadas con la crisis. En carpeta están: una moratoria, la simplificación de trámites, exenciones impositivas y volver a facilitar la creación de empresas.
Paralelamente, un compromiso de campaña: no acompañar ninguna iniciativa que suponga subir impuestos. Es más: el segundo de la lista, Martín Tetaz, quiere avanzar en bajar los gravámenes como promesa electoral.
Un tercer eje de proyectos será el tema alquileres. Vidal ha rezongado públicamente y también de manera privada de las consecuencias de la ley de 2019 y prepara un proyecto para reformarla. “Está estudiando los plazos, tipos de actualización. Pero está decidida a cambiarla”, confían en su entorno.
Con todo, los vidalistas están más activos que nunca: Federico Salvai, su histórica mano derecha, es parte de la mesa de estrategia y comunicación y sigue siendo un actor político clave.
El jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo, tiene una misión más compleja: colaborar en la campaña de los vidalistas en Provincia y contener a los diputados y concejales jóvenes que deberán enfrentar internas producto de la jugada de Jorge Macri de sembrar candidatos por cuanto distrito pudo.
A ello se le suman dos vidalistas que comenzaron a pisar fuerte en el Gobierno porteño: el primer candidato a legislador porteño, Emmanuel Ferrario, y la flamante secretaria de Bienestar, Milagros Maylin, quien trabajará con Quirós en el área de adultos mayores.