Aunque está acostumbrada a ser la cara de una campaña política, para María Eugenia Vidal esta elección tiene un sabor distinto: el regreso a la Ciudad que la vio nacer y donde fue ministra de Desarrollo Social y luego vicejefa porteña.
Pero, más allá de las cuestiones individuales, es un desafío mayor para ella y también para los dos competidores en las PASO porteñas, Ricardo López Murphy y Adolfo Rubinstein: intentar alcanzar un caudal de votos que los acerque a lo que Juntos por el Cambio obtuvo en 2017, una cifra superior al 62% porque Elisa Carrió y Martín Lousteau fueron separados.
En ese marco, las primarias de la Ciudad tuvieron como característica la falta de ataques cruzados entre los precandidatos.
Sin embargo, López Murphy rechazó un ofrecimiento de los funcionarios de Horacio Rodríguez Larreta para que ocupe un lugar en el búnker de Costa Salguero, el histórico lugar donde el PRO aguarda los resultados en cada elección desde 2009. Por el contrario, el “bulldog” se quedará en el piso 13 de sus oficinas de la calle Suipacha. Eso sí: se comprometió, junto a los precandidatos de su boleta, a tener una foto de unidad esa misma noche con el resultado ya definido para no mostrar grietas ni con Vidal ni con Rubinstein.
Con todo, hoy Vidal desayunó a las 8 de la mañana con Larreta y Lousteau, más un grupo de precandidatos encabezados por Martín Tetaz y Paula Oliveto, y el primer legislador, Emmanuel Ferrario, en Croque Madame, un restaurante detrás del Museo Larreta. Siempre había sido en el Tortoni
Luego Vidal irá a votar en Palermo y al mediodía tiene pensado ir a cenar con sus padres en Haedo, en la misma casa donde se recibió y se puso de novia con el padre de sus tres hijos. Por la tarde estará en Costa Salguero, el histórico búnker PRO.
Por su parte, López Murphy estará después del mediodía en su oficina con su equipo y sus principales precandidatos, Sandra Pitta, Gustavo “Lacha” Lázzari, Roberto García Moritán, y Yamil Santoro, entre otros.