Se cumplió un año de la muerte del cantante británico Liam Payne, exmiembro de One Direction, quien perdió la vida el 16 de octubre de 2024 en Buenos Aires. El artista, de 31 años, cayó desde el balcón del tercer piso del hotel CasaSur Palermo, en circunstancias que aún no fueron esclarecidas por completo. La noticia sacudió a la industria musical global y dejó una herida profunda entre sus seguidores, quienes conmemoran la fecha con homenajes y vigilias en distintos países.
Según el informe de la autopsia, Payne murió a causa de politraumatismos graves producto de una caída de más de 12 metros. Los médicos forenses confirmaron la presencia de alcohol, cocaína y un antidepresivo en su organismo, aunque aclararon que ninguno de estos factores fue determinante en la causa de muerte. El expediente judicial, que comenzó como “muerte dudosa”, dio origen a una investigación que involucró a personal del hotel, allegados del músico y proveedores externos.

La investigación judicial
A pocos días del hecho, la Fiscalía de Buenos Aires imputó a tres personas por los delitos de “facilitación y suministro de estupefacientes” y “abandono de persona seguido de muerte”. Entre ellos se encontraban un empresario argentino-estadounidense identificado como Rogelio Nores, señalado como manager del artista, y dos empleados vinculados al hotel. Sin embargo, en febrero de 2025, la Justicia sobreseyó a tres de los imputados, al considerar que no había pruebas directas que los vincularan con la caída del cantante.
Dos personas continúan bajo proceso: Ezequiel David Pereyra y Braian Nicolás Paiz, acusados de haberle suministrado drogas durante su estadía en el país. Ambos permanecen detenidos con procesamiento firme y prisión preventiva, mientras la causa sigue bajo revisión por parte del Ministerio Público Fiscal.
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Liam había llegado a Buenos Aires pocos días antes para reencontrarse con Niall Horan, su excompañero de banda, que se encontraba de gira por Latinoamérica. Aunque su visita no era oficial, se lo vio en distintos puntos de la ciudad e incluso asistió al show que Niall brindó en el Movistar Arena. El músico, que tiempo antes había cancelado una gira por problemas de salud, planeaba descansar y recuperar fuerzas en Argentina antes de retomar su carrera solista.

Su padre, Geoff Payne, viajó de inmediato a la Argentina y permaneció casi tres semanas en el país para acompañar las investigaciones y gestionar la repatriación del cuerpo. En esos días, fanáticos argentinos se reunieron frente al hotel y levantaron un altar improvisado con flores, cartas y velas en homenaje a su ídolo. “Liam amaba a sus fans. Saber que fue despedido con tanto amor nos dio consuelo”, expresó Geoff en declaraciones a medios británicos.
Su novia, Kate Cassidy, también rompió el silencio meses después. “Pienso en Liam cada segundo del día. Nunca imaginé que todo terminaría así”, confesó en una entrevista con The Sun. La joven relató que había viajado con él a la Argentina, pero regresó antes a Miami por motivos personales. Desde entonces, mantiene contacto con la familia del artista y con algunos miembros de One Direction.
Medios británicos confirmaron que Payne dejó una herencia valuada en más de 24 millones de libras esterlinas (unos 30 millones de dólares), destinada principalmente a su hijo Bear, fruto de su relación con la cantante Cheryl Cole. Parte de esos fondos fueron utilizados para cubrir gastos legales, deudas y costos asociados a la repatriación del cuerpo desde Buenos Aires.
A lo largo del último año, las redes sociales se llenaron de homenajes. Fans de todo el mundo organizaron vigilias digitales, proyectaron su imagen en estadios y lanzaron campañas bajo el lema “Forever Liam”. En Argentina, un grupo de seguidoras inauguró un banco conmemorativo en el Cementerio Británico de Buenos Aires, donde descansaron temporalmente sus restos antes de ser trasladados al Reino Unido.
En paralelo, la plataforma Netflix confirmó la producción de una serie documental sobre One Direction, protagonizada por Louis Tomlinson y Zayn Malik, que repasará los años de la banda y la figura de Payne. Según fuentes cercanas a la producción, la idea es rendir tributo a “una voz que marcó a toda una generación” y mostrar “la faceta humana detrás de la fama”.
A un año de su muerte, el nombre de Liam Payne sigue vivo. Sus canciones continúan en las listas globales, sus entrevistas se comparten como lecciones de vulnerabilidad y su historia de vida inspira a nuevas generaciones. De niño hospitalizado a estrella mundial, su camino estuvo lleno de luces y sombras, pero también de una constante búsqueda de amor y autenticidad.