Paradoja o casualidad, lo mismo da. Bajo perfil es el concepto que en principio unifica a los hijos de Mauricio Macri y de Cristina Kirchner.
Florencia y Máximo buscaron mantener la privacidad de sus respectivas vidas durante las tres presidencias consecutivas de sus padres, pero el primogénito de los Kirchner levantó el perfil cuando dio discursos como dirigente de La Cámpora en 2015 y en 2016 en su banca de diputado por Santa Cruz. Florencia es la única que hace todo lo posible para escapar del ojo público. Y cuando participó en acciones como la de Ni Una Menos este año, se mezcló con uno de los tantos grupos para pasar desapercibida.
Igual empeño en pasar inadvertidos ponen Agustina, Gimena y Francisco, los tres hijos mayores de Mauricio Macri; Antonia suple esa ausencia mediática con creces en esta nueva etapa, pero obviamente no por decisión propia.
La discreción como conducta de los tres mayores fue igual desde siempre. Por ejemplo, en los veraneos en Punta del Este esquivaban los lugares de tránsito mediático, y en la jura de su padre como presidente no se los vio ni en primera fila ni en el espacio reservado para la familia en el Salón Dorado de la Casa Rosada.
Lienzo y celuloide. Igualmente, de ellos tres, la única que tuvo un atisbo de elevar el perfil fue Agustina, la mayor de las hijas de Macri e Ivonne Bordeu. Expuso un par de veces en ArteBA –en una de las ocasiones con obras de gran tamaño– e integró el staff de artistas jóvenes de una galería relativamente novel, e incluso donó una obra suya para una de las subastas a beneficio de Make-A-Wish. También alguna vez participó de un partido de fútbol sponsoreado vistiendo la casaca de una empresa cordobesa que fabrica fernet. Siempre en actividades que le gustan, como son el fútbol y las artes plásticas. Nunca para estar, exhibirse y ser fotografiada para salir en un medio.
Parece un sello de fábrica familiar el sentirse incómodos al ser observados a través de una lente. El único que siempre fue inmune a eso es el patriarca, Franco Macri, quien desde los años 80 entendió las ventajas sociales y sobre todo comerciales de ser un empresario con show off incorporado y autopromovido.
Pero es muy probable, o seguro, que el año próximo Agustina tenga que superar ese desafío mediático en el rol de directora de cine. La joven de 35 años está en proceso de preparación de la que será su ópera prima: Amor y anarquía. Este largometraje está basado en el libro homónimo de Martín Caparrós y describe la historia de María Soledad Rosas Rosas, una joven argentina palermitana y de familia de clase media alta, egresada de la carrera de Hotelería, quien, a los 23 años y de viaje por Italia, se suma a una agrupación de okupas. Detenida junto con su novio y un tercer integrante decide suicidarse mientras cumple arresto domiciliario. Poco poco tiempo antes su novio italiano se había quitado la vida.
Icono. En Italia, en 1998, este caso fue seguido por miles de simpatizantes incluso con marchas multitudinarias en Turín. Y la imagen se Soledad haciendo Fuck you con las manos esposadas y custodiadas por policías, un ícono.
En Argentina, los grupos Jauría, Patrcia Rey y Los Redonditos de Ricora y She-Devils, le dedicaron respectivas canciones.