El sobretodo negro largo, como una bata de baño. Las gafas haciendo juego. Y los pelos parados. Las primeras 24 horas de Al Pacino en Buenos Aires lo encontraron así, con este look descontracturado, y disfrutando de su primera visita a la tierra de la que es oriunda su novia, Lucila Polak.
Ambos arribaron el jueves por la mañana al aeropuerto de Ezeiza desde Nueva York. Luego de una extraña situación donde otro pasajero tomó la valija del actor por equivocación, la pareja se dirigió al Hotel Alvear a bordo de una Volvo cedida por esa compañía. Pacino vino al país para presentar su show An evening with Al Pacino en el Teatro Colón, donde ayer realizó la primera presentación. Hoy hará la segunda y nuevamente recorrerá su vida, dando a conocer aspectos desconocidos de su carrera profesional como así también varias anécdotas. Esta visita se da además en el marco del estreno de Resentimental, el film donde actúa su novia Lucila Polak.
La tarde del jueves, el actor participó de un encuentro junto a Horacio Rodríguez Larreta. Fue en el Centro Cultural Recoleta, en una reunión privada con veinte vecinos que fueron elegidos por sorteo entre todas las comunas. Luego, el actor se juntó en una clase improvisada con estudiantes de actuación.
En familia. La noche del jueves, Pacino cenó con su familia política, los Polak. Además de Lucila estuvo Federico, su cuñado y anfitrión principal de esta visita a Buenos Aires. La mesa, donde también se vio a Fernando Abadi (socio de Federico Polak) fue el escenario de una reunión hecha a medida para el actor. “Me encomendaron un menú bien familiar porque de eso se trató la reunión. Así que preparé un menú basado en la cocina del Mediterráneo sin dejar de lado lo autóctono de la Argentina”, contó a PERFIL Diego Muscat, chef ejecutivo de Boulan. “La entrada fue una degustación de panes, el primer plato un spaghetti con queso y pimienta, y luego serví un salmón chileno con verduras orgánicas y papas rústicas. De postre algo obligado que nos habían pedido: panqueques con dulce de leche”, agregó.
“Se lo vio muy contento de estar acá. Charlamos hasta no muy tarde porque estaba cansado porque no había dormido bien en el avión”, contó uno de los presentes.
Ayer Pacino descansó hasta tarde. Al mediodía fue a almorzar al restó Osaka, en Palermo. Por la tarde, el plan fue tranquilo. “Quiere descansar y prepararse de cara al show”, dijeron desde su comitiva. Pacino regresó al hotel y luego se dirigió al Colón donde pisó el escenario por primera vez y ensayó. Su chaperón en el Colón fue Iván de Pineda.
Antes, directivos del Club Racing le entregaron el carnet de socio y una remera del club que es hincha su novia.
Detras de Al. La visita de Pacino es una producción de Tieless Media –la productora del cuñado del actor–, junto a Adrián Suar. Las entradas para la primera función de la obra se vendieron muy rápido, incluso las más costosas, que llegaban a los 10 mil pesos. Los organizadores pusieron enseguida a la venta una segunda función que aún tenía –al cierre de esta edición– localidades por vender. De acuerdo a una nota publicada en la revista Noticias Pacino habría cobrado 600 mil dólares para realizar las dos presentaciones. A su vez, 1.200.000 pesos es lo que le habría salido el alquiler del Colón.
Según pudo saber este diario, la idea del actor de El Padrino, es quedarse hasta el miércoles de la semana próxima. “Queremos llevarlo a conocer lo argentino, que se lleve el recuerdo de lo nuestro”, expresó alguien que lo sigue de cerca en esta visita. Por eso, entre los planes previstos, está comer un buen asado en una estancia bonaerense. Y tango. “El actor muere por escucharlo acá en Buenos Aires”, graficaron. Por eso el domingo, ya le reservaron el espacio de Rojo Tango, del Hotel Faena.
El lunes se encontrará con Daniel Bottero, un artista plástico argentino con quien mantiene una relación de amistad. El encuentro será en una comida en la Embajada de Estados Unidos, donde participarán varias figuras, y el anfitrión principal será el embajador Noah Mamet.