PROTAGONISTAS
AMOR Y PODER

Alfredo Román, el ‘aliado’ que conquistó a Cris Morena

Tiene 71 años y es un poderoso empresario. Se separó de su primera mujer en 2013. Hace dos meses, la productora lo cautivó por su compromiso social y creatividad.

Libro. En 2013 el empresario presentó El legado, un libro que resume los 50 años de actividad.
| Cedoc perfil

Hasta hace no mucho se lo conocía como “el zar de las grúas”. Sin embargo –desde este verano– se convirtió en el hombre que le hizo volver a creer en el amor a Cris Morena. Todo comenzó como una amistad, de esas donde la atracción decantó por sí sola en una relación amorosa.

Fue en las arenas de Punta del Este donde Alfredo Román cobijó a la productora de televisión. Ambos llegaron para pasar fin de año allí y se quedaron tres semanas. Compartieron cenas, días de playa y hasta festejaron juntos el cumpleaños número 71 de él. Todo, con mucha cautela y disccresión. Sin embargo, ninguno de los dos imaginó que, unos días después, serían retratados en la tapa de varias revistas. “Fue un terrible descuido”, sintetizó a PERFIL alguien de su entorno.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Román y Cris fueron presentados en diciembre del año pasado en un evento que dicen, habría sido en la ex mansión del embajador de Francia en San Isidro, que desde julio del año pasado, fue adquirida por Román.

Después de la muerte de su hija, Romina Yan, Cris Morena atravesó uno de los momentos más difíciles de su vida. Por aquel entonces, en 2010, la productora se encontraba apostando a una nueva relación con Fernando Espinasse, pero cuando su hija murió, la historia no prosperó. Fue un momento donde ella se abocó al cuidado de sus nietos, Franco, Valentín y Azul, los hijos que Romina tuvo con su marido, Darío Giordano.

Según pudo saber PERFIL, Román se casó en 1968 con Hilda Kowanz; tuvieron seis hijos y doce nietos. Y a comienzos de 2013 y después de 45 años juntos, se divorciaron.

Magia. Según pudo saber este diario, ésta es una relación que recién está comenzando. Pero hubo algo que a Román le atrajo en especial de Cris, y es esa personalidad romántica, esa mirada mágica y de fantasía que tiene –sobre todo– para con los jóvenes, y que ya es una marca registrada en ella. “El conocía su trayectoria y compromiso e iniciaron a partir de ese momento una amistad interesados en contribuir con la sociedad argentina, especialmente con los jóvenes que están erradicados del sistema, que se levantan cada mañana, no estudian, no tienen trabajo y no lo buscan. Ellos sienten que pueden hacer algo para paliar de alguna manera esta situación”, contó a PERFIL una persona allegada al empresario.

Casualidad o no, el eje comprometido de este amor bien podría tener su correlato en Aliados, la serie juvenil con la que ella regresó a la televisión en 2013, donde el realismo mágico se combina con problemáticas sociales como la promiscuidad, los embarazos no deseados, el bullying, el trabajo infantil, la anorexia y la delincuencia juvenil.

Lo cierto es que ambos parecen haberse encontrado en un momento de la vida donde proyectan un horizonte en común. Este verano, conoció a Tomás Yankelevich, hijo de Cris, y a casi todos sus nietos; ella, a gran parte de los del empresario.

Uno de los pilares básicos de Alfredo Román, ubicado en el puesto número 11 de los argentinos más ricos según el último listado que publicó la revista Forbes, es la familia.

En 2012, presentó El legado, un libro donde aborda la aventura de hacer negocios en América del Sur. Según se detalla la página web del libro, toca temas que “lo obsesionan” y que “deberían ser la base para la construcción de una sociedad mejor”, como la ética, el valor de la familia, la búsqueda de la felicidad colectiva y la necesidad de fortalecer las instituciones republicanas.

En varias oportunidades, se le escuchó hablar con énfasis sobre la institución familiar, el esfuerzo y compromiso laboral: “Mi actual desafío es trabajar junto a mi familia afianzando este legado que convoca a las futuras generaciones a la cultura del conocimiento, con valores que trascienden a la sociedad (...) Unicamente se logran altos niveles de excelencia cuando uno sabe que su propósito de vida es virtuoso y se apasiona.”

Sin embargo, Román también mencionó alguna vez otra de las banderas con las que su nueva novia se identifica: los sueños: “Hay que confiar en la fuerza de los sueños. Si tenemos un propósito, y la firme convicción de que lo vamos a lograr, debemos trabajar arduamente e ir controlando que el rumbo sea el correcto”.