Cualquiera que haya visto las viñetas o los videos de Fracasitos y luego se encuentre con Ana Oly, su autora, puede llevarse la sorpresa de que no hay muchas diferencias entre el personaje y su creadora. Por lo histriónico y, quizás, por la manera de ver las cosas. No sería del todo correcto decir que a Fracasitos –o Fracachica, la muchacha protagonista del mundo ideado por Ana– le va mal. Lo cierto es que simplemente le pasan cosas que tienen un denominador común: son todas situaciones inoportunas en donde una mala suerte cotidiana y universal guía los pasos del entusiasta y tierno personaje. En enero de 2021, los unitarios de noventa segundos cada uno fueron incorporados a la programación de Cartoon Network.
—¿Cómo surgió este proyecto?
—Estaba estudiando música y tenía que rendir un final de flauta. Se ve que para procrastinar ese final fui capaz de cualquier cosa. Y se me ocurrió la primera tira de Fracasitos, que de hecho pedí que figurara en el libro próximo a salir: “¡Tengo un montón de finales! ¡Qué buen momento para empezar un nuevo proyecto!”. Es decir que mi proyecto más importante nació porque estaba evitando hacer otra cosa. Si lo hubiera calculado, el resultado no hubiera sido el mismo. Y en algún momento eso pasó a ser un trabajo.
—¿Siempre estuvo orientado para niños?
—Al principio no. Una vez en Comic Con me pasó que un nene se quería llevar un calendario y yo no quería porque tenía una tira que decía la palabra “culo”. Sentí una responsabilidad ahí. Finalmente, la madre consideró que no era tan terrible y se lo llevó. Pero ahí fue que decidí empezar a hacer todo más ATP (apto para todo público). Y cuando llegó la propuesta de Cartoon (Network), vino bien haber tomado esa decisión..
La mañana de la nota, Ana se vistió bien abrigada, con holgadas prendas negras. Ese día el termómetro marcó 23 de máxima, uno de los días más calurosos del invierno. Para ella, un ejemplo simple de un “fracaso cotidiano”.
—¿Qué es lo que te atrae de los fracasos cotidianos?
—Hace seis años que hago esto y ya hay cosas que tengo internalizadas. Pero al principio me sorprendí: las cosas que me pasaban le pasaban también al resto. De pronto, se empezó a generar algo recíproco con el público. Quizás antes eran cosas de las que no hablaba todo el mundo. Algunas me daban vergüenza, pero las quería compartir. Va a sonar medio cliché, pero creo que la gente comparte más los éxitos que los fracasos.
—¿Por qué creés que pasa eso?
—Cuando vas al museo, ves la obra terminada o cuando escuchás el disco, no escuchás los ensayos o los demos. Lo mismo con los bocetos y las versiones de un libro. Siempre pensamos en el producto final y nunca en el proceso, detrás del que hay muchos fracasitos. Siempre me gustó mucho pintar, pero solía pensar: ¿Para qué voy a pintar si nunca voy a tener una muestra solista en el MoMA? Y me frustraba. ¡Cómo no me iba a frustrar si de entrada estaba apuntando a un imposible! Y con Fracasitos fue la primera vez que logré decir: ¡Si me va mal, ya estaba anunciado que me iba a ir mal! No creo que sea casualidad que a ese proyecto le haya ido bien; le saqué todo el peso, toda la presión de encima. Hay cosas malas que no te arruinan el día, y son las que hoy puedo usar para mis tiras.
—Es gracioso, considerando el éxito de la tira.
—Sí. A mí me sirvió mucho como herramienta personal, mediante la que puedo interactuar con la gente. Obviamente creo que hay una diferencia entre fracasitos y “fracasotes”. Yo me río solamente de las pequeñas desgracias de la vida cotidiana; nunca de las tragedias o las malas noticias.
Esa interacción en el Instagram de Fracasitos –que tiene 243 mil seguidores– es un constante flujo de “pequeñas desgracias” con el que se fue construyendo un código que el público reconoce y alimenta. La solidez de ese universo es quizás una de las razones que hicieron que Cartoon Network se fijara en ella.
—Entre Alexis Moyano (ilustrador argentino), Tiranos Temblad (exitoso producto uruguayo en YouTube) y “Fracasitos” parecería haber una apuesta de Cartoon por lo local.
—Hace un tiempo se venía produciendo contenido en Brasil, pero al margen de eso, a América Latina solía llegar material exclusivamente importado. Cartoon empezó con una especie de campaña para reclutar contenidos locales que les gustaba; buscaban humor nativo y se pusieron a indagar en las redes. Así me encontraron.
—¿Cómo fue eso?
—Primero me invitaron a hacer unas acciones en redes por el Día de la Mujer, para que dibujantes argentinos ilustren a personajes del canal. Y cuando entendí que podía dibujar a Bellota (de Chicas Superpoderosas), sentí que había llegado. Después me invitaron a participar de otras acciones. La idea era dibujar a los alienígenas de esa serie, pero tenían que ser representativos de cada país y así surgió Chorizord.
—Me parece excelente.
—Les gustó mi trabajo y me dijeron de hacer unos cortos animados con la actuación de Sofía Morandi (N. de la R: joven actriz que nació en redes sociales). Ahora estamos terminando la segunda temporada.