PROTAGONISTAS
UN MITO, UN FANTASMA

Banksy llegó a Buenos Aires a través de una muestra que potencia el mito sobre quién es

Las seis letras que firman las obras de este artista callejero están en varias partes del mundo. Si lo que ellas expresan denotan con facilidad su postura ante temas universales como la violencia, el consumismo, la guerra en pos de “la paz”, lo que aún hoy es un misterio es quién es Banksy. ¿Es el cantante de Massive Attack? ¿Es un británico nacido en Bristol? Incluso se dijo que no había un Banksy sino que eran varios grafiteros unidos bajo ese nombre; también que quien se escondía detrás del artista era Neil Buchanan, conductor de “Art Attack”, algo que gustó a los fans pero luego fue negado por el propio presentador.

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“Posible Banksy”, y una foto suya tapándose la cara. | cedoc

Usualmente, Banksy tiene el control. Hasta cuando no lo tiene del todo. En el mundo del arte, este misterioso artista, referente  del movimiento street art (arte callejero), es un rara avis que ha generado tanta aceptación y admiración como rechazo. Y no hay una clara línea divisoria. Banksy le pega al “sistema”, pero también lo manipula. Este  vínculo con el mundo le ha valido algún que otro problema; uno inclusive llegó hasta la paradoja, como cuando la compañía de postales Full Colour Black reclamó los derechos de Love is in the air (El amor está en el aire), también conocida como Flower Thrower (Lanzador de flores), icónica serigrafía de un activista  lanzando un ramo de flores, pintada por el propio Banksy en Jerusalén, pero cuyos derechos no podía reclamar porque, al ser un artista anónimo, no podía ser identificado como el dueño indiscutible de la obra. Y cuando la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea falló a favor de la compañía de postales, el artista abrió una tienda de regalos llamada Producto Bruto Interno para justificar la protección de sus derechos de autor. No fue una razón muy poética, ciertamente, como declaró en su momento el propio Banksy, pero fue la manera que encontró. Otras veces se salió con la suya, así sin más, como la vez que instaló una trituradora en la obra Girl with baloon (Chica con globo), que se activó apenas se cerró la venta en un remate en Sotheby’s.

Universo 360. Y resulta inevitable: con esas acciones y problemáticas que plantea el anonimato, la leyenda de Banksy no hace más que crecer. Ya sea por curiosidad, fascinación o admiración, cuando aparece su nombre firmando algo, mucha gente se acerca a ver qué está pasando. Algo de eso hay en el éxito mundial de la muestra Banksy, Genius or Vandal?, que hasta la fecha fue visitada por más de un millón de personas en una gira que recorrió numerosas ciudades, entre ellas Nueva York, Las Vegas, Bruselas, Madrid, Barcelona, Milán, Lisboa y Tokio y que ahora desembarcó en Buenos Aires. La muestra  tiene hasta  un video en 3D, que hay que ver con unos lentes, en el que se pueden ver varios murales de Bansky en distintas ciudades del mundo. También se exhiben  más de setenta obras originales ejecutadas con diferentes técnicas: desde el óleo o acrílico sobre lienzo, serigrafías, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas, instalaciones, experiencia de realidad virtual, entre otras. Al costado de una réplica del estudio del artista se lee: “Como regla general una exposición comienza con la biografía del artista (...). Esto no funciona así con Banksy porque nadie sabe quién es”.  

Acertijo irresuelto. La incógnita que rodea a su persona es también un atractivo que magnifica la figura de Banksy. Hasta que eso no se certifique de manera concreta, hay teorías al respecto. Una apunta que este street artist se llame Robin Gunningham, que nació en 1973 en Bristol (Inglaterra) y quien en 2000 se mudó a Londres. Otra de las teorías dice que Banksy podría ser Robert Del Naja, líder de a Massive Attack, quien además en la década de los 80 hacía street art.. Esto es algo que publicó Craig Williams, un periodista británico, quien trazó un paralelo entre las fechas de recitales del mencionado grupo y la aparición de obras del artista. Massive Attack se presentó en Los Ángeles en 2006, solo una semana antes de la inauguración de una expo de Banksy. En 2008,  Del Naja hizo un documental sobre el huracán Katrina, mientras Banksy cubría Nueva Orleans con sus dibujos. El 25 y 27 de abril de 2010, Massive Attack tocó en San Francisco y cuatro días después aparecieron allí seis obras de Bansky. Situaciones similares se dieron en Boston y en Toronto, donde los murales de Banksy coincidieron con las fechas de los conciertos de Massive Attack. Y hay una tercera teoría que dice que Bansky es Neil Buchanan, conductor del programa Art Attack, emitido en la década de 1990. Buchanan negó esto en su sitio oficial. Finalmente, hay otra que dice que Banksy no es una sola persona, sino varios artistas callejeros diseminados en el mundo.

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Vigencia. La leyenda Banksy, por supuesto, refuerza el lado asistemático pero también legendario y magnético del artista callejero cuyas obras, que pueden ser entendidas como textos visuales, se caracterizan por hablarle al público sin intermediarios. Con este tipo de composiciones, quien mira completa el sentido, lo cual vuelve el recorrido una experiencia activa y potencialmente polisémica. Entre las piezas que se están exhibiendo se encuentran las ya mencionadas Love is in the air, Girl with baloon, NOLA, o Girl with Umbrella, perteneciente a una serie de quince serigrafías que Bansky pintó en las calles de Nueva Orleans durante la evacuación de las inundaciones producidas por el huracán Katrina, en las que se reflejaba la incapacidad humana para enfrentarse a los elementos. Y con la gira mundial de esta muestra que por supuesto no está validada por Banksy, el artista es noticia en cada metrópoli a la que llega. También había sido noticia a comienzos de este mes, cuando se recuperó la obra Rata con una honda, que estaba escondida en un edificio que iba a ser demolido, razón por la que un marchand de Nueva York organizó una compleja operación nocturna para sustraerlo y colocarlo en una galería de arte en Tel Aviv. Probablemente será exhibida para venderse, un circuito que no se sabe si Bansky, que había creado esa obra con propósitos militantes en favor del pueblo palestino, aprueba o no. En cualquier caso, será un capítulo más detrás de esas seis letras que ya son un sello del street art: Banksy.