“Memoria, verdad y justicia”, fueron las primeras palabras que dijo Camila Plaate al recibir de manos de Lali Espósito la Concha de Plata del Festival de San Sebastián por su papel en Belén, el segundo largometraje de Dolores Foznzi. “Quiero dedicar esta Concha de Plata al movimiento de mujeres tucumanas, argentinas y del mundo, que lograron la liberación de Belén y pusieron cuerpo y alma en cada lucha por los derechos de las mujeres. Aún lo seguimos haciendo y lo volveremos a hacer cuantas veces haga falta. Esta historia es el fuego de todas. Vivan las mujeres, viva este amor, viva la lucha de las masas, y vivas y libres nos queremos. Ganó Belén y Belén somos todas”.
Esta película de Dolores Fonzi narra el caso de Belén (nombre de ficicón), una joven que en 2014 llega a un hospital público de Tucumán con un dolor abdominal agudo, sin saber que estaba embarazada. No sabe que está embarazada. Horas después, es acusada de haberse provocado un aborto. Pasa más de dos años en prisión preventiva y es condenada a ocho años de cárcel. Una abogada tucumana, Soledad Deza –que en Belén interpreta Fonzi–, toma el caso y logra difusión nacional. La víctima, que decide preservar su identidad, pasará a llamarse Belén. Y su historia se hizo eco en las marchas de los movimientos feministas de Argentina.
Movilizador. “El caso Belén me atravesó como mujer, como tucumana, como madre”, dijo Camila Plaate en la conferencia que dio en San Sebastián. Durante el proceso de filmació, realizó trabajo de campo, visitó hospitales públicos, y observó cómo se trata a las mujeres en esas instituciones. Su lectura del libro de Ana Correa sobre este caso fue crucial: “Funcionó como una Biblia durante el rodaje. Me permitió entender no solo el caso judicial, sino a la persona: su vida antes, durante y después del encierro. Lo que más trabajamos fue el contraste: la fragilidad de Belén y su fortaleza. Su vulnerabilidad y su dignidad.”n