Hay festivales que habilitan algo más que el contacto con un público que, a veces, por las distancias no accede fácilmente a conocer a figuras que observar en las pantallas, sean estas de cualquier tamaño. El Festival Internacional de Cine Mafici es uno de estos eventos que permiten lo arriba mencionado y además conocer un entorno imponente como el que ofrece Puerto Madryn.
Allí estuvo Carla Peterson para presentar El gerente, película de Ariel Winograd. En esta décima edición del Mafici esa proyección no se realizó en una sala tradicional sino en un ámbito que es característico de este festival: el Autocine frente al mar. Es decir que desde sus repectivos automóviles, el público que agotó la función pudo ver la película y además, minutos antes de que terminara la proyección, algunos de ellos interactuaron con Carla Peterson. ¿De qué manera? No fueron ellos quienes se acercaron hacia donde ella estaba viendo la película sino que fue la actriz quien se movió hacia ellos, transmitiendo en vivo con su teléfono y dialogando con el público. Sí, fue una experiencia movilizante e inolvidable para ella.
El objetivo del Mafici es ser de los festivales que ayudan a impulsar a los nuevos directores, dando a conocer sobre todo sus primeros trabajos cinematográficos a través de un galardón que hace referencia a una de las especies animales que definen a esa ciudad: el premio Ballena Franca Austral. Además el encuentro cultural brinda la posibilidad de presentar películas extranjeras y nacionales tanto largometrajes, cortometrajes, videominutos y de esta manera generar un espacio de intercambio y difusión del cine, desde un rincón de la Patagonia.
Como sucede en algunos casos con quienes viajan para participar de este festival, a Carla Peterson se la invitó a recorrer lugares que hacen de Puerto Madryn uno de los lugares únicos de la Argentina. Por un lado, participar del avistaje de ballenas desde la playa y acercándose a ellas en una embarcación acondicionada para ese fin. Y al día siguiente fue –también con su marido Martín Lousteau–a la estancia San Lorenzo, un lugar que desde hace varios años alberga la colonia más grande del pingüinos de Magallanes. Por supuesto le organizaron un almuerzo con el tradicional cordero al asador y vinos patagónicos que si bien estuvieron perfectos, no pudieron superar el contacto tan directo con esos animales autóctonos.