Familiares, colegas, amigos, decenas de cámaras y periodistas –que veían mezclado su rol profesional con su cariño personal por haber compartido trabajos con ella– despidieron ayer alrededor de las cuatro de la tarde los restos de la flamante legisladora Débora Pérez Volpin en el Cementerio de la Chacarita. Un breve adiós que intercaló el silencio solemne y el aplauso sentido.
Nadie habló, el inmenso dolor hizo imposible que sus familiares más cercanos pudieran esgrimir unas palabras. Y así, en un silencio rotundo, de ese que cala profundo y llega a doler, los restos de la legisladora fueron trasladados finalmente por los más íntimos hasta el panteón del Centro Asturiano, donde también descansan los restos de su padre, fallecido en mayo de 2017. El clima contrastó con el aplauso que recibió minutos antes el cortejo que transportó el féretro en todo su trayecto desde la Legislatura porteña, su paso por El Trece, canal de tevé donde la periodista había desarrollado toda su carrera, hasta la puerta de la Chacarita, hasta donde fueron Martín Lousteau, líder del espacio político al cual pertenecía la legisladora, y su esposa, Carla Peterson; Santo Biasatti; su compañero en el ciclo Arriba Argentinos Marcelo Bonelli; José Martínez Suárez, hermano de Mirtha Legrand; Alejandra Peñalva y Eleonora “Beba” Pérez Caressi, entre otros. Todos notablemente consternados por la sorpresiva muerte. “Ella era sensible, sencilla, afectuosa, muy querible y hermosa... Inolvidable. La conocí durante décadas y ella irradiaba una luz, iluminaba de tal forma cada ámbito en el que trabajaba, en el periodismo, en la política... Y su desaparición nos dejó sumidos en la oscuridad. (...) Es imposible que a todos nos quieran todos, pero a Débora la queríamos todos. Son personas elegidas. Y la manifestación de eso es el dolor popular”, señaló Julio Bazán en diálogo con Café de la tarde.
Débora falleció el martes 6, en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio mientras le realizaban una endoscopía. La falta de certezas sobre su repentino deceso provocó que sus familiares llevasen el caso a la Justicia en busca de respuestas. Y pese a que ante las circunstancias sus familiares pretendían una despedida entre íntimos, las incesantes muestras de cariño hicieron que aceptasen velarla en la Legislatura porteña, hasta donde se dirigieron unas cuatro mil personas. No sin antes pedir un espacio solo para los más allegados. Su pareja, Enrique Sacco, no se movió de al lado del féretro, a su lado estuvieron los hijos que la legisladora tuvo con su primera pareja, Marcelo Funes –Agustín (19) y Luna (17)–, quien hoy está en pareja con la periodista Melina Fleiderman. Todos juntos habían formado una familia ensamblada de la cual estaban orgullosos. Todos estuvieron en el velatorio unidos y antes de que se abriera el Salón de los Pasos Perdidos del palacio legislativo al público se fundieron en un abrazo y lloraron junto a una foto de Débora.
Quizá la prueba irrefutable de la buena relación que Débora había mantenido con su ex marido fue el emotivo mensaje que Melina Fleiderman, periodista de C5N y actual mujer de Marcelo Funes, publicó en Instagram el jueves. “Los míos, los tuyos y los nuestros.... Una familia, eso somos nosotros. Siempre sonriendo, siempre cálida, divertida, dulce y una enorme Mamá. Me quedo tranquila por haberte dicho siempre lo orgullosa que estaba de nuestra relacion, de la familia que a cada margen del río supimos armar. Debie, nos dejás un vacío muy grande... y una responsabilidad gigante por delante. De algo podés estar tranquila, nunca jamás en la vida voy a dejar de cuidar y mimar a tus cachorros. Es un golpe enorme el que sentimos pero acá estaremos para mantener en alto tu recuerdo y tu hermosa sonrisa.” Un sentido texto que acompañó con una foto de todos ellos juntos. Todos.
Templanza. Ayer, al terminar el velorio, fue Enrique Sacco, actual pareja de Débora, quien habló no solo para agradecer las muestras de afecto de propios y ajenos, sino también para hablar de esa “gran familia” que todos ellos habían conformado. Y por supuesto para expresar que no había rencor en ellos por la tragedia pero que sí los unía la búsqueda de la verdad para saber qué había pasado en la clínica La Trinidad. “Quiero decir que la familia de Débora no tenemos rencor ni deseos de venganza, solo queremos saber la verdad”, dijo el periodista deportivo. “Les agradecemos infinitamente a todos, a los colegas, a los políticos y al ciudadano común que se han metido en nuestro corazón, yo los llamo los remolones –en referencia al saludo matinal que les dedicaba Pérez Volpin a los televidentes desde Arriba argentinos–, que vinieron desde Lanús, Florencio Varela, e incluso de provincias como Salta, y consideraron que tenían que estar acá. También quiero expresar lo que todos sentimos tomando la frase que alguien me acercó ayer: ‘El cielo se equivocó. O se apresuró’”.
En la Chacarita, Débora tuvo una despedida emotiva, cálida, respetuosa pero también con un interrogante al que la Justicia deberá responder.