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Cine

Patrik Eklund confirma que hay un terror con sello nórdico

El director de 'La conferencia', una de las películas favoritas en Netflix Argentina, llevó al cine un libro de terror del que es fan.

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Patrik Eklund, director de "La conferencia". | Netflix

El género slasher tuvo su apogeo en la segunda mitad de los años 70 y comienzos del los 80, con piezas como Halloween (1978), de John Carpenter; o Viernes 13 (1980), de Sean S. Cunningham. Hubo cine relacionado antes y hubo muchísimo cine relacionado con este subgénero cuya etimología remite directamente a la violencia: la palabra inglesa slash puede significar cuchillada o corte.

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Una escena de La conferencia, película del sueco Patrik Eklund.


Las audiencias globales siempre aceptaron estas predecibles coreografías de sangre, en las que, a veces, se puede inferir hasta el orden en el que los personajes van a desaparecer de la trama o de la escena, y eso se dará incluso con un único mecanismo posible: morir de alguna manera espantosa. Y a ese género tan aceptado puede agregársele un hashtag más para que la fórmula se transforme en un éxito redituable en audiencia, por lo menos en Argentina: Escandinavia.

La conferencia, dirigida por Patrik Eklund, reúne esas dos cualidades y, desde su reciente estreno, se posicionó entre las películas más vistas de Netflix, llegando a estar durante varios días como primera en la lista argentina que elige los diez títulos favoritos. No es la primera obra de este director, nacido en 1977 en Arvidsjaur (Suecia), que recibe atención internacional. Su corto de 2008 Instead of Abracadabra (En lugar de abracadabra), le valió una nominación en la edición de 2009 de los Oscar, en la terna Mejor Cortometraje. Ese año pensó en instalarse a Los Ángeles pero la idea no prosperó. “Es una movida muy grande mudarse a Hollywood”, cuenta. “Cuando me nominaron al Oscar, me sumergí un poco en ese mundo, pero no salió nada”.

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Mats Strandberg Y Patrik Eklund, respectivos escritor y director de La conferencia.

Ahora su nombre vuelve a sonar por el fenómeno que significó esta nueva película.Y eso que La conferencia responde a cada una de las normas genéricas del slasher. Aunque quizá con alguna osadía formal –no necesariamente narrativa– y con un mensaje social acorde a estos tiempos. La acción se desarrolla en un complejo de cabañas austero al que acude un grupo de funcionarios municipales porque allí se instalará un centro comercial. La avanzada del progreso evadiendo cualquier forma de cuidado del medioambiente y los habitantes de esa zona rural es un eje que confronta a los personajes, que ponen de manifiesto todas las posturas posibles del espectro político. A saber: el cínico –ocupando ese rol está muy bien Adam Lundgren, quien también actúa en Chernobyl–, el tibio, la indignada –Katia Winter construye a una creíble Lina–, el indiferente. Pero con un acto de corrupción y de engaño, La conferencia deja en claro que, por un lado, todos son cómplices y, por el otro, eso no importa tanto. Porque lo que sí importa es la sangre y el entorno.

Es llamativa la aceptación y, en algunos casos, la celebración del contenido que, por estar situado en esas latitudes, circula, se ve, se le presta atención. Basada en la novela homónima de Mats Strandberg –también productor–, La conferencia se suma a otras producciones suecas que Netflix incorporó para satisfacer la demanda de su audiencia: Cangrejo negro, La playlist, Amor y anarquía, Arenas movedizas, Jóvenes altezas, Punto rojo, por mencionar solamente algunas. Cuando a Patrik Eklund lo convocaron para este proyecto, él ya era un fan del libro de Mats Strandberg. “Cuando me llamaron yo estaba sentado en una habitación de hotel en Piteå (N de R: una ciudad al norte de Suecia),porque estábamos grabando la serie Spelskandalen”, relató Eklund. “La persona que llamó no quiso decir de qué libro se trataba, solamente mencionó que era una conferencia y había terror. Y le dije: ‘¡Sé muy bien a qué libro te referís!... Es más, lo tengo ahora mismo delante mío’. Por supuesto, inmediatamente dije que el proyecto me interesaba mucho”.

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Patrik Eklund (de pie); Mats Strandberg (der.) y parte del elenco de La conferencia.


Quien no es muy fan del terror es el mencionado Adam Lundgren, uno de los actores suecos con muchas horas de rodaje en su historial. Él no había leído el libro de Strandberg hasta que pasó la audición para su papel en La conferencia. “Además, nunca me gustaron mucho las películas de puro terror”, explica el actor. “Digamos que no hemos tenido una buena relación ellas y yo porque, sinceramente, me asusto mucho. Cuando era niño, las de terror más populares eran las películas como Scream y Sé lo que hicisteis el verano pasado, películas universitarias de ese estilo”.

 

Quizás este fenómeno empezó con el sueco Stieg Larsson y su saga Millennium. Un compendio de novelas criminales cuyas tres primeras escribió el autor y que luego de su muerte continuó David Lagercrantz. El clima sórdido, el entorno frío lo suficientemente natural como para soñar con viajar, pero sutilmente urbano como para neutralizar ese anhelo y permitirle al espectador entender que el lugar que está viendo es tan solo un poco diferente. No dejan de ser llamativo que esos personajes mayormente fríos, tan alejados de la idiosincrasia más arquetípica latinoamericana, generen mucha simpatía por acá. Las novelas se venden y las series encuentran un público fiel y masivo.La conferencia se inscribe en ese linaje y se mantiene. Quizá también, una manera de explicar el éxito es que se trata de una película pensada para ver desde el sillón. Sin mayores vueltas, la trama solo filtra un mensaje y propone algo que se vio muchas veces, pero con un tinte de humor que la hace llevadera para aquellos a los que les cuesta el terror.