Para nosotros él era “Manolo”. Era amigo de mi padre, como un hermano para él, casi de la familia. Desde chiquitos nos criamos con sus historietas. Tanto es así que el personaje del Dragón Fufú, se llamó en un principio “Chipi” porque así le decían a mi hermano Jorge. Pero después hubo que cambiarlo; una familia le hizo juicio porque a su hijo, que tenía ese apellido, lo cargaban en el colegio. Entonces, el muñeco pasó a llamarse Dragón Fufú. Manolo nos tenía mucho cariño y nosotros a él. Era como un maestro. Creo que es una pérdida lamentable, era una maravilla de persona y de artista. Un genio, un ser humano excepcional. Para mí era como el Walt Disney argentino. Siempre tenía ideas nuevas en la cabeza. Mi personaje favorito era Oaky. De hecho toda mi familia me llamaba así porque tenía una personalidad parecida. Era el quilombero, el que sacaba las pistolas y decía: “Mucho lío, cosha golda”. Y mi papá era el señor Goldsilver. Me acuerdo de ir a la fábrica (N. de la R.: FelFort producía el chocolatín Jack cuya “sorpresa” eran los personajes coleccionables de García Ferré) y nadar en una pileta llena de muñecos con sus personajes. Hoy eso no se podría hacer por Bromatología, pero en aquel entonces era el sueño del pibe. Realmente he compartido muchos momentos maravillosos con él. Era un tipo al que te sentabas a escuchar y te contaba historias increíbles. Era súper alegre, siempre positivo, creativo; y nos daba consejos, nos hablaba… era como el Libro Gordo de Petete en vivo. Recuerdo también a su ex mujer, Inés. La última vez que lo vi fue el año pasado en Punta del Este. Es una gran pérdida
*Actor y empresario.
