De a poco, Florencia Kirchner va abriendo su universo privado. Y esta vez, dos cumpleaños consecutivos, la llevaron a hablar de los dos de las mujeres más importantes de su vida: María y Helena. Su abuela y madre de Néstor y Alicia Kirchner; y, obviamente, su hija.
“Hoy María cumpliría años. Hace siete años que no la veo en carne, pero sí en vientos que me llegan para que me siente derecha. Lo nocturno, en mí, es un poco mi abuela también. Ella me contaba historias cayendo en el sueño rápido, poblando toda la habitación con su respiración pausada en la que yo permanecía pensando desde la otra cama”, escribió para recordar a María Juana Ostoic Dragnic, quien el 22 de agosto hubiera cumplido 100 años.
La lectura era parte de esa rutina de la que hoy Florencia Kirchner hace culto. “Leíamos ‘El caballo de Troya’ y esos libros de Louisa May Alcott en los que editaban a ‘Mujercitas’ en versiones reducidas. Una noche alrededor de mis cinco años, al ya saberla dormida, abrí la cajita roja que usaba de costurero y con la tijera que tenía me corté el pelo, al día siguiente casi se desmaya. Siempre había querido tener el pelo corto y no lo tuve hasta fines del año pasado. Cuando me lo cortaron, pensé en María. Sus padres emigraron de lo que era Yugoslavia y le dieron nacimiento en Chile, después se conoció con mi abuelo y se vino para Argentina, no sin antes haber tenido una previa amorosa por telégrafo.”
Florencia Kirchner, íntima: "Miro más varones pero alguna vez sí he mirado mujeres"
El domingo 23 fue el cumpleaños de Helena, la hija que Florencia tuvo con Camilo Vaca Narvaja. “Hace cinco años llegaba H un día después de lo previsto. Pensé que iba a ser leonina y compartir fecha con mi abuela, pero no fue así, como tampoco, no fueron así muchas cosas que pensaba. Comencé a criarla entre misiles que tiraban por todos lados. Llovía una persecución sobre nuestros cuerpos y yo tenía la tarea de que no creyera que la había traído a un lugar donde era imposible tener horas de tranquilidad. (…) Todo terminó en que tuvimos que estar un año separadas.”
Florencia habla de las lecturas de su abuela paterna y de su historia de amor por telégrafo.
En las palabras que Florencia Kirchner le escribe a su hija Helena por su cumpleaños sumó más detalles de sus sentimientos hacia su hija mientras estuvo en tratamiento en Cuba . “Durante los peores meses la palabra ‘bravura’ empezaba a aflorar en lo que escribía. Bravura me parece una palabra hermosa. Una de esas que me dan ganas de tipear seguido, una de esas que también aprendí a desearle a los demás, porque sé que así y de repente puede llegar la urgencia. Urgencia física, urgencia mental. Así que bravura mi amada H, y por supuesto, que seas toda libertad. Tenemos ese pacto invisible en el que ella tolera mi desorden de la lengua, mientras mis oídos, su pop coreano. Con lxs hijxs también se aprende a convivir. Felices cinco años a la que puebla tantos rincones de mis deseos.”