No caben dudas de que la muerte de Liliane Bettencourt tiene para su hija, Françoise Meyers-Bettencourt –más allá de la tristeza lógica–, cierto dejo de alivio. Después de muchos años de distanciamiento, internas familiares y costosas guerras judiciales, ella es la heredera de 44,7 mil millones de dólares, fortuna que ostentaba su madre según el listado 2017 de Forbes.
“Mi madre ha partido tranquilamente”, escribió François en un sencillo comunicado el jueves 21 de septiembre. “En este momento doloroso para nosotros, expreso en nombre de mi familia, nuestro entero compromiso y fidelidad a L’Oréal y a la renovación hecha por su presidente, Jean-Paul Agon, y sus equipos en el mundo entero”, agregó la heredera. Liliane falleció en la noche del miércoles pasado en su petit hotel de Neuilly -sur-Seine, en las afueras de París. Estaba por cumplir 95 años el próximo 21 de octubre. Bettencourt había heredado el grupo L’Oréal tras la muerte de su padre, Eugène Schueller, en 1957.
Aunque de bajo perfil pero socialmente famosa por el poderío de su ciompañía, su vida se convirtió en foco de los medios –no sólo de su país– cuando se hizo pública su relación con el fotógrafo y dandy François-Marie Banier, a quien conoció durate una sesión de fotos que éste le hiciera para una revista.
Esa relación fue el inicio de una disputa entre madre e hija que terminó dirimiendose en la Justicia. Françoise sintió que debía poner coto a lo que consideraba abusos por parte de Banier en perjuicio de su madre y de su patrimonio. Se dijo que el fotógrafo logró que Liliane no sólo le regale obras de arte de su colección sino propiedades, acciones y regalos por valor de mil millones de dólares.
Fue en ese contexto que Liliane se aisló de su hija y Bettencourt repartía su tiempo entre su hotel particulier de Neuilly sur Seine, la mansión que su padre había construído en Bretaña en 1920, su casa en Mallorca, o su isla en las Seychelles. Le gustaba estar siempre al sol o nadando. Quienes la conocieron la describen como una mujer de carácter, discreta y refinada, con una “honestidad brutal”.
Vida. Liliane Henriette Charlotte Betsy Quenoa Schueller nació el 21 de octubre de 1922 en París. Es hija de Eugène Schueller, el fundador de L’Oréal. En los años 30, la empresa de su padre comenzó a crecer gracias al lanzamiento de tinturas que él comenzó a vender puerta a puerta. Schueller tiene en su historia un detalle incómodo: terminada la segunda guerra mundial se lo acusó de financiar a La cagoule, un grupo antisemista y de extrema derecha. Fue su hija Liliane quien, muchos años después, pidió disculpas públicas por esa situación familiar. Pero por cosas de la vida, un ex integrante de La Cagoule, André Bettencourt terminó siendo marido de Liliane. Ambos se casaron el 8 de junio de 1950 y al poco tuvieron a su única hija, Françoise. Para 1957, Liliane ya era la dueña de L’Oréal.
En 2007, André falleció y al año siguiente comenzaron los problemas familiares entre madre e hija. Françoise denunció al amigo fotógrafo de su madre. Fueron dos años de idas y vueltas judiciales hasta que Liliane decidió retractarse de todo aquello que había concedido a su amigo fotógrafo (ver recuadro).
El año 2010 vio a esta hija reconciliarse con su madre, y en 2012, con apenas 25 años, el primogénito de Françoise, Jean-Victor Meyers, tomó el relevo en el consejo de administración del imperio del cosmético después de un acuerdo judicial. El nieto de Liliane se puso al hombro de forma imparcial y objetiva tras las disputas mediáticas familiares y legales que habían tenido su madre y su abuela. “Esta es una empresa que forma parte de mi vida”, comentaba en ese entonces Jean-Victor.
La dueña. Françoise es, entonces –tras la muerte de Liliane–, quien estará al mando de todo aunque, según informan medios franceses, tendrá que consultar con su propio hijo Jean-Victor algunas decisiones. Ella tiene otro hijo, Nicolas, de aún más bajo perfil. Por razones obvias, aún se desconoce si legará el control en el actual CEO de la compañía, o si tomará las riendas y desarrollará una faceta empresarial de la que siempre se mantuvo al margen, algo similar a lo que le pasó a su madre cuando heredó la compañía, en 1957. También habrá que ver si sigue con su carrera como pianista y escritora, esta última una profesión que la ha encontrado escribiendo obras, incluso una sobre la Biblia, aunque es judía.
El imperio de la belleza
Creada en 1907, L’Oréal es una empresa de cosméticos que supo mantenerse en el tiempo y diversificarse. Con sede en París, es la más grande del mundo en materia de color de cabello, cuidado de la piel, maquillaje y cuidado capilar. Eugène Schueller, un joven químico francés de ascendencia alemana, fue su creador, luego de desarrollar una fórmula sintética de productos químicos inofensivos para teñir el pelo. En el último tiempo, la empresa creció también en los campos de la dermatología e ingeniería de tejidos, y actualmente tiene tantas marcas como productos dentro del negocio de la belleza mundial. Cuando el grupo salió a la bolsa, se lo cotizó en US$ 106,6 mil millones .En noviembre de 2012, L’Oréal inauguró la fábrica más grande en el Parque Industrial Jababeka, Cikarang, Indonesia, con una inversión total de US$ 100 millones. El 11 de febrero de 2014 se anunció que L’Oréal había sellado un acuerdo para recomprar 8% de sus acciones de Nestlé. Su lema “Porque yo lo valgo” es uno de los eslóganes comerciales más conocidos dentro del mundo de los negocios.
Escándalos familiares
En 2010 trascendieron grabaciones realizadas por el mayordomo de Bettencourt en las que se evidenciaba la influencia que tenía su amigo y fotógrafo François-Marie Banier sobre Liliane. Su hija, Françoise, hizo una denuncia contra el fotógrafo: sostenía que aquel hombre se estaba aprovechando del Alzheimer que tenía Liliane, con el objetivo de obtener beneficios financieros. Banier, quien tuvo que pagar una multa de 350 mil euros y una indemnización de 158 millones, y contraatacó acusando a la hija de Liliane de presionar y sobornar a testigos para que declararan en su contra. Finalmente, en 2016 el juez acusó a la hija de la empresaria de soborno y el que había sido el abogado de su madre fue condenado por falso testimonio. Recién en mayo de este año llegaron a un acuerdo y frenaron los procesos judiciales cruzados. Aquellas grabaciones involucraron a Nicolas Sarkozy, quien fue acusado de recibir donaciones irregulares en campaña por parte de Liliane a cambio de beneficios impositivos futuros para su compañía.