De los hermanos de Mauricio Macri, es el que perfil más alto tuvo tras la asunción presidencial, en diciembre de 2015. Algunos lo ubicaron en escenas sociales como el casamiento de una de sus hijas –que hace un tiempo se radicó con su marido en Nueva York–, con un festejo que no solo tuvo, lógicamente, la pareja presidencial como invitados sino también a varios integrantes del gabinete nacional y porteño. También se lo suele ver en almuerzos en el Jockey Club en una mesa que ocupan casi siempre los mismos comensales, algunos de los cuales postean fotos en redes de acceso discreto. Y hay también algunas pocas cenas a beneficio que lo tienen como invitado. Tal el caso de la que tiene a Valeria Mazza como anfitriona, quien además es amiga de la familia Macri.
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Y hubo otro hechos más políticos que lo ubicaron en el centro de la escena, y el más nombrado fue en agosto de 2017, cuando una investigación de Horacio Verbitsky en Página/12 desnudó que, gracias a una modificación en la ley de blanqueo de bienes no declarados que hizo el propio Presidente, su hermano y socio Gianfranco pudo blanquear 622 millones de pesos (el equivalente en ese entonces a US$ 35,5 millones).
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Finalmente, le cupo a él también esa combinación mediática de política y show business que desde los años '80, motorizado por Franco Macri –y padecido por todos su hijos–, fue una constante en el estilo familiar.
En un contexto de muchos amigos invitados a la inauguración de Invernadero, un bar fashion de Recoleta, Gianfranco reapareció para conversar con amigos e incluso con Nuria Quintela, la última pareja de Franco Macri.
