Corría el año 2004 cuando Gustavo Cordera grabó con La Bersuit La argentinidad al palo, el tema que tuvo su disco homónimo y donde retrató aquella Argentina que lentamente salía de la crisis del 2001. Casi como una declaración de principios, Cordera pintaba un cuadro perfecto de aquel escenario post “que se vayan todos”, el país de los “cinco presidentes en una semana” que aún no sabía de redes sociales ni de consignas como Ni una menos. Provocador serial ya en ese entonces, Cordera calentaba los escenarios cada vez que hacía subir a grupos de mujeres quienes sin pudor bailaban con sus torsos desnudos.
Esta vez nuevamente el músico hizo fuertísimas declaraciones. “Hay mujeres que necesitan, porque son histéricas, ser violadas, porque psicológicamente lo necesitan y porque tienen culpa y no quieren tener sexo libremente. Quieren jugar a eso. A mí no me gusta jugar a eso, pero hay gente a los que sí. Somos muy complejos los seres humanos”, fueron las palabras textuales de Cordera frente a un auditorio de estudiantes de periodismo. Además consideró “una aberración” que la ley no permita tener sexo con menores que “quieran” mantener relaciones con un adulto. “Si yo tengo algo bueno para darte puedo desvirgarte como nadie en el mundo. A mí hablame de cómo te sentís y te entiendo, pero si me hablás de los derechos no te escucho porque no creo en las leyes de los hombres, sí en las de la naturaleza”, dijo
el extrovertido músico.
A las pocas horas Cordera tuvo que salir a pedir disculpas; aunque también se excusó. Dijo de todo: que lo suyo había sido parte de una teatralización, que había sido sacado de contexto, que le habían pedido que provocara, que los chicos no entendieron el juego. Luego se definió como “un pelotudo”. Confesó además que habían amenazado con violar a sus hijas. Yanella, una de ellas, salió a defenderlo. “Entiendo el dolor de todos, el enojo, pero me parece que habría que informarse un poco más. A las personas nos gusta la polémica, criticar, hacer sentir mal al otro, es algo del ser humano. Hay mucha gente que habla sin saber. No sabe si lo hizo para provocar o no, se armó una polémica bastante estúpida porque hay gente que dice cosas peores, pero él es famoso”, dijo la joven. Y agregó: “Amo a mi viejo, lo amé toda la vida y toda la vida lo voy a amar. Le doy mi apoyo, amor y abrazos. Esa es la manera en la que voy a estar porque es mi papá y lo amo (…) No puedo entender que se metan con mi viejo amenazándome con que me van a violar, ¿por qué no se suicidan?”, disparó.
Cordera fue denunciado penalmente y le suspendieron tres conciertos programados. Sin embargo, tuvo a su vez el apoyo de figuras que salieron a defenderlo. “Estoy muy en contra de sacar sólo una frase y tirarla. (...) Hubo unas palabras de Gustavo por las cuales ya pidió perdón, que para mí tiene un valor. (...) Me parece una barbaridad que las amplifiquen. (...) Nos la pasamos opinando de pedacitos de cosas sin tener toda la foto completa”, sostuvo Mario Pergolini. “Vos acá no tenés que explicar quién sos. Te queremos”, le dijo a su turno Jorge Lanata.
PERFIL se comunicó con referentes hombres del rock nacional, entre ellos, Roberto Pettinato, Zeta Bosio y Fabián Von Quintiero, pero prefirieron no meterse en un tema sensible como éste. Sin embargo, desde la vereda femenina del género, Erica García e Hilda Lizarazu expusieron respectivas.
“Repudio sus declaraciones, me sentí atacada. Celebro que tomemos conciencia de la violencia de género. No podemos permitirle que siga como si nada. Está bien que se guarde ahora, que tenga una penalidad, tal vez trabajos comunitarios o algo. Sepamos que Cordera fue siempre el mismo, los que cambiamos somos nosotros como sociedad”, dijo García. Y agregó: “Cortemos con ese mito de las violaciones en el rock. Eso no existe.”
Para Lizarazu, en cambio, se trató de “un tropiezo” que tuvo el ex cantante de La Bersuit. “Estuvo mal con lo que hizo pero pidió disculpas. Perdonar es humano. Ya está. ¿Hasta cuándo lo vas a condenar? Esto le va a servir a él para crecer y para medir el instinto provocador que se le fue de las manos. Lo que dijo fue algo errado pero no hay que condenarlo porque no es un asesino, dijo una estupidez”.