Después de dos semanas de incógnitas sobre su geolocalización, Juan Carlos I finalmente hizo pública su ubicación. No fue ni República Dominicana ni Portugal, sino Abu Dabi. Y como si todo estuviera “coreografiado”, también reapareció la ex reina Sofía y la polémica amante alemana del ex rey, Corinna Larsen. La primera en Palma de Mallorca, caminando como una turista más junto a su hermana Irene y un matrimonio amigo, Tatiana Radzwill y Jean Henri Fruchaud. La esposa de Juan Carlos I –porque el divorcio concreto no está en los planes– pasa sus vacaciones en Marivent, la residencia oficial de verano de la corona española. Allí también están su hijo Felipe, Letizia y sus dos nietas.
Mientras tanto, en Londres, fue Corinna Larsen, la condesa alemana, quien dio un reportaje a la cadena británica BBC y ratificó lo que hace dos años declaró en un juzgado suizo respecto del dinero que Juan Carlos I le regaló. “Estaba sorprendida porque obviamente es un regalo enormemente generoso”, dijo Larsen en la entrevista. “Diré, sin embargo, que habíamos tenido conversaciones en 2011 sobre su deseo de gestionar su testamento en vida. Empezó a hablar sobre su muerte y lo que quería dejar en su testamento”. Estas palabras sumó que el monarca también quería ocuparse de su bienestar futuro (el de ella) pero que a él le preocupaba que su familia “no respetara su voluntad”. También detalló dónde se le entregó el dinero: fue en su departamento en Mónaco previa visita y registro de la propiedad por parte del hoy ex general Félix San Roldán, por entonces director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Larsen detalló que recibido el dinero –65 millones de euros (uno 76 millones de dólares)– ella voló a Madrid para agradecerle al por entonces rey. “Creo que se quedó muy sorprendido al comprender el alcance de la presión a la que me habían sometido y el efecto destructivo sobre mi reputación”, explicó Larsen en relación con todo lo que sobre ella se había escrito cuando se reveló su “existencia” en el universo del entonces monarca tras el famoso viaje a Botswana.
Millones, juicio y amor. A lo largo de la entrevista, Corinna insistió en que el rey no intentaba esconder o lavar el dinero al legárselo a ella. Y de los millones pasó a hablar de la relación entre ambos. “En 2014, hizo intentos desesperados para que volviera con él. (…) En cierto momento se dio cuenta de que no iba a volver y se puso completamente furioso. Pidió que le devolviera todo. Creo que fue solamente un ‘berrinche’; él ha confirmado en la investigación suiza que en realidad nunca pidió que se le devolviera el dinero y que yo nunca tuve el dinero en su nombre”. Según ella, hay una “obsesión hacia su persona y con el dinero que recibió del rey emérito” y que todo es parte de una operación todavía activa parcialmente orquestada por el CNI español. “Pero hablaremos de esto en los procesos judiciales que se celebrarán en Reino Unido. El caso tratará todos los elementos de la campaña de abuso. Juan Carlos será el acusado, pero quizá no sea el único”, agregó. Larsen se refiere igualmente al Caso Nóos –que derivó en la prisión de Iñaki Urdangarín, yerno de Juan Carlos I–, y los escándalos que salpicaban a Urdangarin y a Cristiana, la hija del rey, que empezaron a surgir a finales de 2011. “Creo que eso puso en marcha varias facciones dentro del “establishment” y de la familia real. Había fuerzas dentro de palacio que trabajaban para empujar a Juan Carlos, intentando acelerar la abdicación”, resumió Larsen, quien aclaró que su romance con el entonces rey fue de 2004 a 2009.
Grieta ibérica. En Suiza la Justicia sigue el proceso para determinar si el dinero de Juan Carlos I que está depositado en ese país es producto de coimas cobradas por gestionar que empresas españolas construyen el tren de alta velocidad que va de Medina a La Meca, en Arabia Saudita. Mientras en España, con la aparición del ex monarca en Abu Dabi, unos setenta ex ministros y políticos de varios partidos firmaron un manifiesto a su favor. El argumento, según ellos, es que no se respetó su presunción de inocencia. Y destacan que “si sus acciones pudieran ser merecedoras de reprobación lo decidirán los tribunales de justicia, pero nunca se podrá borrar la labor del rey Juan Carlos en beneficio de la democracia y de la Nación, so pena de una ingratitud social que nada bueno presagiaría del conjunto de la sociedad española”. A pesar de este manifiesto, la sociedad española está dividida respecto de la conducta de Juan Carlos I.
El veredicto de la internet
El Observatorio Español de Internet publicó un estudio que reveló que “el rey Juan Carlos I se convirtió en la marca con peor reputación” en España. Este observatorio es una entidad de iniciativa privada creada en 2002 y su finalidad es divulgar fenómenos relacionados con internet. En el informe señalaron que Juan Carlos I “alcanza la peor reputación digital en una marca personal en los últimos años debido a las noticias perjudiciales sobre su persona, los tuits críticos y las peticiones de firmas online para retirar su nombre de espacios públicos (…). El que fuera rey durante 38 años es la marca personal más vilipendiada de la red. Las frases asociadas a ‘Don Juan Carlos’ en motores de búsqueda como Google y que arrojaban resultados como ‘monarquía’ o ‘familia real’ se modificó por ‘Rey Juan Carlos donde está’, ‘Se va de España’, ‘exilio’ o ‘corrupción’.” La demanda de “Juan Carlos I” en los buscadores pasó “de 40.500 mensuales a más de tres millones; y se suma que Twitter es uno de los canales con mayor propagación de los hashtags #JuanCarlosofSpain o #HuidaJuanCarlos.” La conclusión: “la crisis reputacional del ex rey en Internet sobrepasa a la de Trump o Iñaki Urdangarin; y su imagen y la de la monarquía están seriamente dañadas”.