La corona sueca se mostró en pleno en la celebración que anualmente reúne a unas 1.300 personas en un emblemático edificio de Estocolmo: el salón azul del Ayuntamiento. Allí, la familia real y los ministros de gobierno sueco son anfitriones de todos los ganadores del Premio Nobel. Aunque tiene menos historia que la corona nórdica, el banquete masivo se realiza desde 1934 y como todo lo relacionado al protocolo, hasta el menú seguía una tradición hasta no hace mucho. Por ejemplo, consomés y sopas eran las entradas típicas en esta cena de gala. Pero para reforzar el carácter del país anfitrión, en la actualidad se estipula que los platos de todo el menú deben tener un toque escandinavo. Finalmente la gastronomía también resulta una manera de exhibir la cultura de un país ante tantos invitados extranjeros.
En este caso se sirvió un caviar de Kalix sobre lecho de pepino, nabo marinado, crema de anémona y salsa de rábano picante. Luego pato relleno, papas con ajo caramelizado, remolacha amarilla con hierbas; y de postre mousse de frambuesa y chocolate, nata y sorbete de frambuesa. Otra de las reglas del protocolo es la vestimenta de largo para ellas y jacket para ellos, o en su defecto, trajes típicos como el que en esta oportunidad vistieron los ganadores del Premio Nobel de Economía, Abhijit Banerjee y Esther Duflo.
Y para expresar la importancia que este gala representa para la corona y el gobierno, luego de la premiación propiamente dicha, cada ganador del Nobel ingresa a la cena junto a un representante monárquico o un ministro o funcionario de alto rango.
Si bien todos los premiados son importantes, esta vez los Nobel de Literatura ocuparon la escena: hubo dos por el escándalo en 2018, y porque uno de ellos, Peter Handke, soportó algunas protestas en Estocolmo por el Nobel concedido. Olga Tokarczuk fue la otra ganadora.
