“Esta mujer va a cambiar el mundo”. Así describe a Christine Lagarde en Estados Unidos la revista Town&Country, y la incluye en una lista de 75 mujeres que “le dan esperanza a la humanidad”. Junto a ella también estuvieron Melinda Gates, quien dirige la fundación filantrópica más grande del mundo junto a su marido, Bill Gates, así como Ava DuVernay, directora de cine, y Yara Shahidi, actriz, entre otras.
La directora del Fondo Monetario Internacional suele preferir las entrevistas en las que habla sobre economía, pero en esta ocasión también opinó sobre la filantropía, el cambio climático, el rol de la mujer en la sociedad y el accionar del organismo que preside en los países a los que presta dinero.
“La gente tiene razón al pensar que lo que hacemos no es filantropía pura, porque al final del día esperamos recibir un reembolso. Pero la verdad es que no cobramos intereses, algo que muy pocas instituciones hacen”, comienza Lagarde en la charla que tuvo con la revista Town&Country, y asegura que son eficientes en su trabajo.
En ningún momento hace referencia directa a Argentina, ni a cualquier otro país al que el FMI le haya prestado dinero, pero sí refleja cómo es su relación con esas naciones. “Hacemos tres cosas. Una es dar préstamos a países que enfrentan una gran crisis económica y a los que nadie quiere prestarles. También tenemos en cuenta la situación de los prestatarios y tratamos de ayudarlos”, asegura, y agrega que luego dan asesoría política y asistencia técnica, en particular a funcionarios. “Tratamos de centrarnos en la estabilidad y el crecimiento: la prosperidad de las sociedades, por así decirlo”, comenta sobre esos encuentros.
Cuando la charla comienza a ir hacia otras direcciones, Lagarde asegura que su principal preocupación no es la economía sino el cambio climático. “Si estamos preocupados por nuestros hijos y nietos, tenemos que estar realmente alarmados por lo que está sucediendo”, señala, y dice que un ejemplo a seguir es Greta Thunberg. A quien hace referencia es una adolescente sueca de 16 años que organizó protestas en reuniones de la Unión Europea y frente al Vaticano para alertar sobre esta problemática. “La conocí en Davos. Ella viajó 32 horas en tren para dar su mensaje. Me impresionó su obsesión, y creo que tiene la actitud correcta cuando dice: ‘No quiero que tengan piedad de nosotros, tienen que tener pánico, tienen que estar aterrorizados’”, comenta sobre la joven europea, y explica que por cuestiones como esa la humanidad aún sigue dándole esperanzas.
Desigualdad. Sin embargo, hay situaciones que todavía la hacen enojar. Una es el rol que la sociedad da a las mujeres tanto en la economía como en otras actividades. “Si hubiera sido Lehman Sisters en lugar de Lehman Brothers, la cuestión se habría resuelto de otra manera y mejor”, afirma, y expresa que debe fortalecerse la cantidad de puestos de trabajo para mujeres si el objetivo es que la economía mejore y crezca. “Como resultado de eso crecen las ganancia a repartir. Las mujeres son muy talentosas, pero la sociedad no las aprovecha. Y nos empobrecemos al no tener acceso a ese talento”.
De todas formas, no es algo que haya podido implementar en el Fondo Monetario. El próximo 5 de julio se cumplirán ocho años desde que se convirtió en directora, y según datos del propio organismo, de los 32 altos funcionarios a cargo de las áreas principales, además de ella solo hay tres mujeres. Se trata de Carla Grasso –subdirectora gerente y jefa administrativa, quien está en el cargo desde 2015–, Kalpana Kochhar –directora interina del Departamento de Recursos Humanos desde 2016– y Sharmini Coorey –directora del Instituto del FMI, quien está en el cargo desde 2012–.
Las tres asumieron bajo las órdenes de Lagarde, pero aun así representan solo el 12,5% del total. En la primera visita de Dujovne a Washington tras el acuerdo, ella le reclamó por ese tema: “En tu equipo hacen falta mujeres”. Aunque la misma crítica podría hacérsele a ella, ya que son pocas las que pudieron alcanzar cargos importantes bajo su gestión.
A pesar de esto, Lagarde insiste en que las sociedades deben darles más lugar a las mujeres y pone de ejemplo la situación en Japón. “Tienen algunas de las mujeres más educadas y sofisticadas que puedan imaginar. Pero no acceden al mercado laboral y no contribuyen a la economía porque hay prejuicios hacia ellas y por un sistema económico que funciona en su contra”, indica.
Y antes de finalizar, Lagarde señala que además de empoderar a las mujeres hay que defenderlas de los abusos. “No me gustan los excesos ni los abusos. Creo que una de las razones por las que muchas sociedades están sufriendo se debe a la extrema desigualdad que ha recrudecido en las últimas décadas. Lo que me preocupa es que muchas de esas desigualdades y abusos están ocultas y rara vez se habla de eso, ya sea la violencia doméstica en todos los niveles de la sociedad, tanto en las economías en desarrollo como en las avanzadas. Cuando mirás ves la forma en que las mujeres pueden ser usadas como armas de guerra y cómo es la violencia que se ejerce, en general, contra las mujeres”, cierra quien es considerada una de las mujeres más importantes por estar al frente de un organismo que comprende a 189 países y ostenta una caja de un trillón de dólares. E insiste que el sexismo que todavía ve y padece no la desanima. “Mantengo la cabeza alta, aprieto los dientes y sigo ayudando; es lo que tenemos que hacer”, dice quien desde junio de 2018 tiene injerencia directa en la economía argentina.
En la mira de Lagarde
Greta Thunberg tiene 16 años y nació en Suecia. A mediados de 2018 comenzó a pararse frente al Parlamento de su país con consignas hacia los funcionarios. El mensaje era sencillo: “Hay que defender el medio ambiente”. Todos pensaron que se cansaría, pero sucedió todo lo contrario. Y eso llamó la atención de los medios, que empezaron a contar su historia a través de las redes sociales. En pocos meses, el movimiento alcanzó a más de cien naciones y ella se convirtió en un ícono de la lucha contra la contaminación.
De niña, a Greta le diagnosticaron síndrome de Asperger. Por ese motivo también demuestra que no hay que excluir a las personas con ese tipo de dificultades. “Hay muchas organizaciones y partidos políticos, pero tienen que cambiar su mentalidad. No tenemos mucho tiempo para andar fundando nuevos partidos ni ONGs. El cambio tiene que comenzar hoy”, reclama la joven que dio discursos en el Foro de Davos –donde Lagarde la conoció–y frente al papa Francisco.