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el otro yo del creador de apple

Lisa, la primera hija de Steve Jobs, revela una faceta íntima del genio

“Fui una mancha en su meteórico ascenso”, dice Lisa Brennan-Jobs en el libro donde describe la difícil relación que mantuvo con su padre.

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Jobs, fallecido en 2011, en una presentación. | cedoc

La primera computadora que Steve Jobs creó con su equipo en 1983 se llamaba como ella, Lisa. También se dijo que Lisa significa “Local Integrated Software Architecture”. Ella es la primera hija del fundador de Apple. Y en un mes sale a la venta A small fry: a Memoire la autobiografía donde Lisa Brennan-Jobs describe cómo fue la relación que tuvo con su padre.

Su historia no tuvo ese inicio emocionante que suele rodear al nacimiento de, sobre todo, un primer hijo. “Mi padre me conoció días después de haber nacido. ‘No es mi hija’, le repetía a todos los que visitaban a mi mamá en la granja donde ella me tuvo. Igualmente, mi padre voló para conocerme. (…) y juntos decidieron cómo llamarme mirando un libro de nombres para bebés. A él le gustaba Claire, pero no se ponían de acuerdo; sí querían uno que fuera la versión reducida de un nombre largo. Por último fue mi madre quien dijo: ‘¿Lisa?’. A él le pareció perfecto. Al día siguiente se fue. (…) ‘¿Por qué dejaste que te ayude a elegir mi nombre si él decía que no era mi padre?’, le pregunté a mi madre. ‘¡Porque es tu padre!’, me dijo.

No es mi hija. Lisa relata en el libro que como para su padre ella no era su hija, pidió un ADN. Y con 94,4% de certeza se disiparon las dudas. Ella era hija de Steve Jobs. Y la Justicia reguló la manutención y seguro médico hasta que ella tuvo 18 años. Cuatro días después de terminado ese juicio filial, la compañía de Jobs, por otros motivos; pasó a valer más de US$ 200 millones. Y él comenzaba a ser una figura.   

Sin embargo, Lisa y su madre tuvieron una vida separada del genio de Apple. Sí el la visitaba, pero no vivieron juntos. “Para él, fui una mancha en su meteórico ascenso; nuestra historia no encajaba con el relato de grandeza y virtud que podría haber deseado para sí mismo. Yo arruiné su aura”, escribe Lisa en su libro.

Con Bono de testigo. Quizás una revalidación personal de Lisa en el universo de su padre, la tiene a los 27 años en un marco bucólico como es la villa francesa que en la Costa Azul posee Bono, el cantante de U2. “Mi padre me invitó a sumarme unos días a un crucero por el Mediterráneo con él, su mujer, los hijos que tuvo con ella y la niñera. En general no me invitaba de vacaciones; fui por un fin de semana largo. Navegando por el sur de Francia, mi padre dijo que íbamos a hacer una escala para almorzar con un amigo; pero no nos dijo de quién se trataba. Fuimos hasta el muelle y allí una furgoneta nos llevó a almorzar a una villa en Eze, un pueblo muy cerca de Niza.”

Lisa detalla el recorrido por la casa que Bono les hizo y en especial recuerda una habitación octogonal “vacía y llena de luz” donde el cantante les dijo que Gandhi había dormido una vez.

Y durante el almuerzo en una terraza de la casa frente al Mediterráneo, el anfitrión se transformó en entrevistador de Jobs y en un momento sucedió algo que para ella fue único. “Bono le pregunta: ‘¿Tu primera computadora se llama Lisa por ella, tu hija?’ Mi padre miró su plato un rato largo y dijo: ‘Sí, fue por ella’. Lo miré bien y pensé por qué después de tantos años, lo reconocía. Y ahí sentí en el pecho una sensación de reconocimiento. Y le dije a Bono: ‘Gracias por la pregunta; es la primera vez que dice que sí’. Y hoy pienso que a veces  parece que la gente famosa necesitara otras personas famosas para revelar sus secretos.”

 

Robar para no olvidarlo

Chrisann Brennan tuvo una relación que duró cinco años con Steve Jobs y se cortó cuando quedó embarazada porque él alegaba que era estéril. Trámite judicial mediante con examen filiatorio incluido demostró que Lisa era su hija. Y de hecho, estéril nunca fue porque con su última mujer, Laurene Powell, tuvo tres hijos más.

Lisa tuvo una relación a distancia con su padre, como la que suelen tener los hijos de las parejas separadas. En A small fry: a Memoir, la autobiografía que publicará en septiembre próximo, Lisa cuenta cómo eran esos encuentros con él y en uno de los fragmentos que se hicieron públicos recuerda que siempre lo veía conducir impecables autos Porsche o que antes de que él muriera, cuando lo iba a ver, le robaba cosas personales como perfumes y hasta pasta dentífrica para conservar cosas suyas.