PROTAGONISTAS
hermanos enfrentados

Los Perez Companc y un escándalo familiar inesperado

Pablo, el hijo menor de Goyo Perez Companc, acusó de abuso a Luis, su hermano mayor. Y éste lo inicio querella por injurias y que se le haga una pericia médica completa. Galería de fotos

Album. Pablo, con bastón, y Luis, en la oficina familiar.
| Cedoc Perfil

Cuando todavía cierto círculo social y cercano al poder no sale del estupor que produjo la muerte trágica del empresario Martín Juan Blaquier y los motivos que lo llevaron a tomar una decisión terminal continúan generando distintas teorías sin basamento empírico, ayer, otra familia ubicada en el tope de la pirámide por su fortuna y por las relaciones empresariales, políticas y eclesiásticas que supo entretejer a lo largo de varias décadas se convirtió en la protagonista de un escándalo. Y uno muy delicado, por cierto.

Con la firma de Pablo Perez Companc –el menor de los hijos de Goyo Perez Companc y Carmen “Munchi” Sundblad– se filtró en las redes sociales una serie de chats que Pablo subió a su cuenta de Instagram. Eran conversaciones entre él y su madre, y Pablo daba a entender que había sido víctima de abuso por parte de Luis, su hermano mayor. “LPC abusó de mí cuando era bastante joven. Me cansé de esconder esta maldición”, escribió el menor de los hijos Perez Companc en Instagram. Y adjuntó parte de la conversación por Whatsapp con su madre:

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“Munchi: Paul no lo puedo creer. Te va a demandar y ahora si que no te puedo ayudar me das mucha pena
Pablo: Demandar??? Jajajajaja
M: Ya apago el telefono
P: Mamá, me va a demandar mi hermano q abuso de mi? (...)
M: Paul por favor no hagas nada que despues te arrepientas!!!!”.

Esta conversación figuró durante un tiempo en la cuenta de Instagram del propio Pablo, quien luego mencionó que se la habían borrado. Pero, a su vez, el intercambio generó respuestas de sus seguidores, quienes en su mayoría le brindaban apoyo, aliento para que siga, fuerza, y también mostraron cierto asombro por lo que este joven de 34 años había escrito. El único texto que continúa en su cuenta de Instagram (se adjunta en esta página) tiene cierto tono desgarrador: “Soy un buen tipo, siempre digo x favor y gracias! Mamá, dejame irme PLEASE! El primer signo del abuso es el silencio, pero prometo y doy mi palabra que no publicó nada más del tema! Me dejan ir please?”.

A 12 mil kilómetros. Pablo Perez Companc, según detalla en su Facebook, hacía más de un año que no estaba en Argentina; vivía en Miami, donde –por las imágenes y los videos subidos en sus cuentas de redes sociales– los autos ocupaban todo su tiempo.

La pasión por las carreras y la velocidad es un sello de familia: su padre colecciona autos, e incluso tiene una pista propia en zona norte; sus hermanos mayores son pilotos y participan en competencias locales e internacionales. Al parecer, Pablo regresó hace diez días al país, visitó Chubut y de vuelta en Buenos Aires, al menos hasta ayer, fijó su domicilio en la torre Aleph, que forma parte de los edificios que llevan la firma Foster-Faena en Puerto Madero. Su celular recibía los mensajes, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta suya a PERFIL sobre la situación familiar que hizo pública. Tampoco hubo desmentidas ni comunicados sobre posibles hackeos a sus cuentas de Facebook e Instagram.

A la Justicia. PERFIL también se comunicó con el estudio legal que maneja los asuntos de la familia. Si bien se mostraron “dispuestos a colaborar”, al cierre de la edición se mantuvieron en silencio respecto de la vía judicial que eligió Luis Perez Companc, hoy presidente de Molinos Río de la Plata e integrante de la tercera familia más rica de la Argentina. Luis inició una causa que lleva el número 14569/2016, radicada en el Juzgado Correccional Nº 6, a cargo del doctor Carlos Bruniard. Allí se le solicitó al juez, entre otras cosas, que se realice una pericia médica completa: clínica, psiquiátrica y toxicológica, para determinar si Pablo Perez Companc presenta algún compromiso orgánico, funcional o tóxico que altere su juicio.

El de ayer fue el primer capítulo de una historia que, abogados y redes sociales mediante, parece complicada.