PROTAGONISTAS
una pareja política

Mariquita Delvecchio es abogada y la ‘mejor aliada’ de Carlos Maslatón

En un día se cumplirán veinte años de su casamiento con Carlos Maslatón, pero ambos están juntos desde hace mucho más. “Nunca me vi casada de blanco pero llega un momento que si no lo hacés, todo es más complicado”, dice a PERFIL. Se recibió de abogada pero antes estudió Psicología y Economía aunque no terminó ambas carreras. Se conoció con Maslatón en la UBA. Es feminista y por eso no le tiene respeto intelectual alguno a Karina, la hermana de Javier Milei.

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Íntima. Mariquita Delvecchio, entre dos obras de las varias que decoran el piso que habita con Carlos Maslatón en el Kavanagh. | Marcelo Silvestro

Mariquita Delvecchio se llama Honoria Mónica Pía Delvecchio. Tiene 63 años, es abogada y se define como una mujer liberal, moderna y feminista. Está a favor de la legalización de las drogas y tiene una definición política muy clara. Vive en el mítico Edificio Kavanagh junto a “Carli”; así le dice ella a su marido, Carlos Maslatón. Como él. ella tiene una definición política muy clara: “Si Javier Milei se suma a Juntos por el Cambio, voto por el peronismo”, dijo a PERFIL desde el piso 19 del Kavanagh.

“No concibe la abundancia del universo”, tuiteó a principio de enero Maslatón en referencia a su esposa. “Su mente está gobernada por la miseria precapitalista de la escasez. Siempre cree que le va a faltar algo y que lo que tiene se va a terminar o extinguir. Sufre como en el Medioevo, no ve el siglo XXI. Guarda todo, no tira nada”. Y ella coincide con lo escrito por su marido. Sus tatarabuelos vienen de Génova y heredó sus tradiciones: “No soy dilapidadora, para nada. Carlos tiene conductas más expansivas respecto al gasto; yo soy sobria, no soy gastadora. Siempre trabajé, entonces sé lo que es ganar y lo que es gastar, el esfuerzo. Me gusta no dilapidar”.

Mariquita nació en Pergamino en 1959 y a los 10 años se mudó con su familia a Buenos Aires. A la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires llegó después de los 30 años, ya en pareja con Maslatón, también abogado. Antes, estudió tres años de Psicología y uno de Economía. También tuvo varios trabajos: en una inmobiliaria, “muy moderna, que empezó a vender los primeros lofts, en Puerto Madero, Espacio Alcorta. Era muy linda la actividad, era algo muy de vanguardia, no era algo tradicional”.

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Ahora trabaja en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad: “Soy prosecretaria administrativa, en la Oficina de Jurisprudencia”. Un trabajo que no le permite hacer política pero que le gusta mucho.“Hago sumarios jurisprudenciales de la Sala Penal Contravencional de Faltas. Llegan las sentencias y de cada una hay que hacer una extracción de la doctrina del fallo, como un resumen. A todos los fallos hay que sacarles su sumario. Leo mínimo dos y máximo cuatro por día. Es algo que usan los abogados y los juzgados”, explica sobre su quehacer profesional. Este vínculo con el Poder Judicial la llevó en 2019 a decirle que no a la candidatura a jefa de Gobierno en el partido de José Luis Espert. 

El lapsus Espert. En su momento aclaró que tenía incompatibilidades laborales. “Soy funcionaria del Poder Judicial, el cargo más bajo pero funcionaria. No podemos hacer política, por eso no la hago. Fue un error”, explicó. Además, dijo que nunca llegó a anotarse en la lista formalmente. “Fueron cinco minutos con Espert; él es de Pergamino como yo, se define como un liberal clásico, como yo, pero nada más. Nunca más lo vi; tampoco tuvimos una relación. Nunca milité mucho con él; los dos somos liberales y me gusta lo que dice, pero nada más”.

La ruptura con Espert hizo que él finalmente no tuviera una postulación para gobernar la Ciudad de Buenos Aires en 2019 y llegara a un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta. Esto generó una ola de críticas e insultos a Mariquita. Se llegó a decir que cobró dinero del gobierno porteño para bajar su candidatura, una denuncia que nunca llegó a la Justicia y de la que no se conoció prueba.

—¿Cómo se lleva cuando lee en Twitter que cobra un sueldo del gobierno de Larreta?

—Es que no es verdad. Al principio me molestaba, ahora me deprime; veo que la gente es muy bruta. Yo me defino liberal, nos gusta el Estado chico, pero que no haga pavadas. La Justicia está dentro de los servicios del Estado y en esto estoy recontra a favor del Estado. No va a faltar algún libertario que diga que la Justicia hay que privatizarla.

En la campaña de 2021 apoyó a Javier Milei. Pero se distanció a partir de mediados de 2022 por las declaraciones de él a favor de la venta de órganos, y por las ausencias en Diputados. “Tuviste la oportunidad de votar en contra de la creación de un nuevo impuesto y te fuiste del recinto, Milei”, le reprochó respecto a la creación de la nueva tasa aeroportuaria que se aprobó con el Presupuesto 2023. Además, no puede entender cómo no apoyó la ley de detección de cardiopatías infantil. “La sensibilidad social es fundamental, ni siquiera debe haber visto lo poco que era ese gasto”, afirmó. Pero dice que aún es posible que lo vote aunque, en línea con su marido, no acepta la conducción de Karina Milei porque “no le tengo el más mínimo respeto intelectual. El armado del partido hay que hacerlo seriamente con personas preparadas, no como lo hace ella”.

—¿Cómo lo hace?

—Como una amateur. Ya arrancamos mal con el tema de “el jefe” (N de R: así llama la hermana de Milei a su hermano). Imaginate una persona como yo, que trata de luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer, cuando hay una posición de poder, ¿por qué “el jefe”? No me gusta mucho el armado, un poco tiene que ver con la posición de la mujer en su armado.

—¿Y si Milei acuerda con Juntos por el Cambio?

—Voto al peronismo, si es potable. Ojo, el kirchnerismo no me gusta, pero si es liberal con sensibilidad social lo prefiero antes que la socialdemocracia del macrismo. Un ejemplo: estoy muy en contra de lo que salió hace unos días en el Boletín Oficial de la Ciudad: hay un gerente operativo y un subgerente de protocolo de la Unidad de Género. Me parece completamente innecesario, eso es muy de los radicales. Para eso, me voy a un peronismo racional, que tiene la sensibilidad social de ayudar con la ley de detección precoz de cardiopatías de los recién nacidos.

—¿Se considera feminista?

— Sí. Hay que ver cuál es la definición. Por supuesto que hay tantos feminismos como feministas. Si me decís que me puse un pañuelo verde, me desnudé, fui al Congreso a hacer lío, no. No soy esa feminista. Pero si me decís que soy mujer de 64 años, que reconoce que el ejercicio de los derechos de la mujer no ha sido igual que en el hombre tal como se dice, sí. Las mujeres votan desde hace poco. Desconocer que el ejercicio de los derechos es desigual es una burrada. No es una falta de sensibilidad, es una falta de datos.

—¿Estuvo a favor de la ley de aborto?

— Sí, de la despenalización. Me parece que nadie tiene ganas de hacerse un aborto, es algo que no tendría que haber ocurrido, un embarazo no deseado. 

—¿Entre el pañuelo verde y el celeste estás...?

—Con el verde. La mujer que se hace un aborto es alguien que no pudo elegir, si no, no quedaba embarazada. Hay mujeres a las que si quedan embarazadas por fuera del matrimonio las matan. ¿Qué pasa en las provincias del norte que son conservadoras y donde una chica de 12 años es abusada por el abuelo? Soy de zona rural, conozco bien el tema del abuelo con la nieta. Era increíble, pero era algo que se sabía.

—¿Cómo se conocieron con Carlos?

—Nos presentó una amiga, pero lo conocía por la Unión para la Apertura Universitaria (UPAU). Yo estudiaba Psicología en la UBA, y creía que era la única, pero éramos un montón. Ahí ya sabía quién era Carlos Maslatón, pero no lo ubicaba físicamente. Sabía que iba mucho al programa de Bernardo Neustadt y Mariano Grondona.

—¿Militaba?

—Yo no era una gran militante, era afiliada a la Ucedé, entonces votaba a Carlos porque era de UPAU. Me gustaban las ideas y las formas de llevarlas a cabo. Lo que más me gustó es cómo plasmaba mis ideas. Sabía quién era.

—¿Personalmente cuándo lo vio?

—Una amiga me dijo: “Tengo la persona para vos, Carlos Maslatón”. “¿El de UPAU? Ah lo reconozco”, le dije. Ahí nos conocimos y rápido empezamos a salir. Esto fue en 1993, hace treinta años. El 14 de febrero es nuestra fecha, parece una ridiculez pero coincidió con la fecha que dijimos de salir.

—¿Se casaron?

—Sí, pero mucho después. Yo era muy moderna, Carlos también. Después empecé Derecho. Nunca me vi casada de blanco, de hecho no fue por Iglesia, ni nada. Carlos es judío, y yo nunca practiqué la religión. Pero nos casamos y es que llega un momento en el que si no te casás es todo más complicado. Pero no quiero sacarle el romanticismo, fue lindo casarse.