La popularidad de Meghan Merkle no para de crecer en el Reino Unido desde su casamiento. Su frescura, el pasado como actriz, el hecho de ser divorciada y tener raíces distintas a la del resto de la familia real han cautivado a los ciudadanos. En Inglaterra ya se habla del “efecto Meghan” donde cada objeto que ella utiliza en un evento público se agota en cuestión de horas.
“Todos los mensajes que recibimos hoy en día tienen que ver con la duquesa mostrando nuestras piezas”, cuenta Eva Hartling, vicepresidenta de la joyería Maison Birks. El local aporta varios de sus productos al vestuario de Meghan y, si bien no se quejan de la fama que les ha generado, señalan que “las personas no prestan atención a las otras colecciones porque ella no las usa”.
Algo similar ocurre con la ropa. Hace unos días, la esposa del príncipe Harry asistió a un evento de polo donde se dejó ver con un vestido de verano diseñado por la neoyorquina Shoshanna y valuado en 300 euros. Según informaron horas más tarde, el modelo había sido vendido en su totalidad a través de internet y ya no tenían disponibilidad. Lo mismo sucedió con las sandalias Grear de 50 euros y el sombrero “Madewell x Biltmore Panama Hat” del mismo precio. Lo curioso es que sí hay stock de las tres prendas en otros colores pero no parecen generar el mismo interés.
Kate Middleton pasó por un momento similar tras su casamiento con el príncipe Guillermo. Sin embargo, en su caso solo ocurría con algunos objetos en particular. En cambio, cualquier vestimenta que utiliza Meghan se agota en los locales de manera inmediata. Los premios Teen Choice Awards se percataron de esto y la nominaron a la terna “Icono de estilo”. Es la primera vez que un miembro de la monarquía competirá por ese reconocimiento y para ganarlo deberá vencer a Blake Lively, Zendaya Coleman, Migos, Chadwick Boseman y Harry Styles.
